La Incursión de Doolittle ayudó a subir la moral estadounidense en abril de 1942 que estaba por los suelos. Después del ataque japonés por sorpresa a Pearl Harbor el 7 de Diciembre de 1941 y tras meses de continuas retiradas y derrotas a lo largo de todo el pacífico, el presidente Roosevelt ordenó a su Estado Mayor que organizase algún tipo de operación que hiciese sentir a los japoneses que no estaban impunemente seguros en su isla. El general George C. Marshall engargó al entonces teniente coronel Doolittle el diseño de tal operación.
La Incursión de Doolittle
La clave estaba en el sigilo, pero los japoneses, que no disponían de radar, tenían una cortina de pesqueros armados dispuestos a unas 700 millas de Japón por el Almirante Yamamoto. Uno de ellos, el Nitto Maru, avistó a la flota americana, y aunque fue hundido de inmediato, pudo dar la alarma. Doolitlle decidió entonces despegar, a pesar de que se encontraban aún muy lejos de las costas de Japón, lo que implicaba que tendrían muy poco margen de combustible para aterrizar en China.
La inexperiencia japones propició que los bombarderos americanos alcanzaran con sus bombas Tokio, Kanagawa, Yokohama, Nagoya, Osaka y Yokosuka y aunque apenas causaron daños materiales, propinaron a los japoneses un golpe demoledor a su moral y a su alto concepto del honor.
El aterrizaje en China
Tras reunir a sus efectivos Doolittle voló en dirección a china, pero la falta de combustible hizo que muchos de sus aviones alcanzaran la costa de China casi sin combustible, uno de ellos cayó al mar sin llegar siquiera a tocar tierra.
Ascensos y Consecuencias
Doolittle fue ascendido a general por su hazaña, aún sin haber provocado daños significativos a los japoneses, y habiendo perdido todos sus aviones en la incursión, pero consiguió subir la moral de los ciudadanos estadounidenses. Y mas allá del marketing, la consecuencia mas importante, es que su incursión obligó a los japoneses, que ya no se sentían tan seguros en su isla, a acelerar los preparativos de la invasión de Midway, donde fueron derrotados decisivamente por los estadounidenses, cambiando las tornas de la guerra.
Hoy en día
72 años después de la incursión, aún quedan cuatro supervivientes vivos de los originales 69: los teniente coroneles Dick Cole, de 99 años y Ed Saylor, de 93 años y Robert Hite, de 94 años, así como el Sargento David Thatcher, de 93 años, que en la última reunión de Veteranos de Guerra aún fueron capaces de brindar por sus antiguos compañeros con una botella de cogñac de 1896, al año de nacimiento de Doolittle.
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