Fernando el Católico nace en Sos (hoy llamado Sos del Rey Católico, Zaragoza), un pueblo aragonés cercano a la frontera del reino de Navarra, el 10 de marzo de 1452, en una casa de la familia Sada.
Su padre era Juan de Navarra (futuro Juan II de Aragón), lugarteniente de Aragón y Valencia. Su madre, Juana Enríquez, hija del almirante de Castilla, Fadrique Enríquez.
Fernando, el Infante de Aragón
Fernando era más castellano que aragonés si analizamos su origen genealógico, ya que su padre, nacido en Medina del Campo, era castellano por ser hijo de Fernando de Antequera, hijo a su vez de Juan I de Castilla y de Leonor de Alburquerque, descendiente de la nobleza castellana. La sangre aragonesa solo procedía de su abuela, Leonor de Aragón, esposa de Juan I de Castilla, su bisabuelo. Por lo tanto, en todo caso tendría un 12,50 % de aragonés y un 87,50 % de castellano.
En fin, ambos procedían de la dinastía Trastámara, que fue la línea bastarda del penúltimo rey de la dinastía borgoñona, Alfonso XI el Justiciero. Su madre Juana Enríquez también procede de la línea bastarda de Alfonso XI de Castilla porque su padre, Fadrique Enríquez, era un bisnieto bastardo de Alfonso XI y su abuelo Fadrique Enríquez era hermano de Enrique II (el de las Mercedes), fundador de la dinastía Trastámara, asimismo hijo bastardo de Alfonso XI.
En 1453, cuando en el panorama internacional caía Constantinopla en manos de los turcos, y en el peninsular se producía la muerte del todopoderoso valido Álvaro de Luna en Castilla, Fernando y su madre se trasladan a Barcelona y allí residen cuatro años, hasta 1457. Al morir Alfonso V el Magnánimo en 1458, su padre hereda la Corona de Aragón con el nombre de Juan II. Casi al mismo tiempo, Fernando fue nombrado duque de Montblanc, conde de Ribagorza y señor de Balaguer. Son los títulos que ostentaba su padre desde la muerte de Fernando I de Aragón, el abuelo de Fernando.
Todo eso demuestra el amor de Juan II hacia Fernando, que no era el primogénito, sino el segundogénito, y por tanto no le correspondía ser el heredero según las leyes de las Cortes Aragonesas. Igualmente, en Barcelona, donde Juan II y Juana Enríquez no fueron bien recibidos, nombra a Fernando rey de Sicilia, donde residía el primogénito de Juan II, el príncipe Carlos de Viana.
En 1459 Fernando se traslada a Valencia para ser jurado como nuevo rey de Sicilia. El recibimiento fue mucho más caluroso que el de Barcelona. Para Fernando fue una muy feliz estancia, con muchas fiestas organizadas por los valencianos en honor al rey y al príncipe. En septiembre de 1459, Fernando, con 7 años de edad, fue proclamado heredero de Juan II, aunque para eso era necesario ser jurado por las Cortes de los respectivos reinos.
Se produce un malestar entre la población aragonesa con graves consecuencias en Cataluña y en Navarra, donde el príncipe Carlos de Viana es reconocido como el verdadero heredero de la Corona por ser el primogénito de Juan II. En diciembre de 1460 se produce la detención del príncipe Carlos, ordenada por su padre a raíz de los movimientos detectados en los que los partidarios del príncipe, con el apoyo de Enrique IV de Castilla (que prepara el matrimonio de su hermanastra Isabel con Carlos de Viana) interfieren en la política de Juan II. En enero del mismo año se restableció la concordia entre padre e hijo, pero el favoritismo hacia Fernando provoca las protestas de los catalanes, los beaumonteses y los aragoneses en general.
El levantamiento de Cataluña y de los partidarios del príncipe presiona a Juan II, que se ve obligado a liberarlo. En marzo de 1461 Carlos fue entregado en Cataluña, donde fue aclamado con un gran recibimiento de los catalanes. La capitulación de Vilafranca, otorgada en junio de 1461, significaba la derrota de Juan II ante los catalanes. La presión fue tal que la reina Juana fue retenida en Vilafranca del Penedés para que aceptase la primogenitura de Carlos, la prohibición de la entrada de Juan II en Cataluña y más reivindicaciones para mejorar las condiciones y el estatus de los catalanes. Carlos de Viana muere en septiembre de ese mismo año por causas no esclarecidas, pero se sospechó que había sido envenenado.
Mientras tanto, Fernando comienza sus estudios a los 7 años y a los 10 ya maneja las armas y vive entre caballeros y hombres de guerra. Educado en un ambiente aragonés, fue la suya una formación militar antes que intelectual. A los pocos días de la muerte de su hermanastro Carlos de Viana, que ejercía como lugarteniente en Cataluña, se convocan las Cortes de Aragón en Calatayud para proclamar a Fernando sucesor y heredero de la Corona, haciéndole jurar como lugarteniente de Cataluña. Juan II intentó también nombrarle gobernador general de Aragón, pero fue rechazado por las Cortes debido a su corta edad.
A continuación, en octubre de 1461, sale la comitiva principesca de Calatayud para Barcelona, pero en un principio se deniega la entrada de la reina Juana, que acompañaba a su hijo. Tras justificar el acompañamiento del príncipe dada su corta edad, se le permite el acceso. Nombran a Fernando príncipe de Gerona para reforzar su posición como lugarteniente de Cataluña: de esta manera su padre quería asegurar su poder en el principado. Llegan al fin a Barcelona, donde tiene lugar el juramento de Fernando como lugarteniente. Habían pasado cuatro meses desde que salieron de Calatayud ya que el acto no se celebró hasta mediados de febrero 1462.
Los catalanes exigieron condiciones para ese acto, obligando a respetar los términos de la Capitulación de Vilafranca como base, lo que mermaba el poder de la Corona. Mientras tanto, comienza la rebelión de los remensas, lo que provoca una guerra civil entre realistas y vianistas. Fernando y su madre tienen que salir de Barcelona hacia Gerona para sofocar la rebelión en marzo de 1462. Se produce el primer encuentro de Fernando con el obispo de Gerona, Joan Margarit. Debido a la ausencia de la reina y del príncipe, en Barcelona aumenta la desconfianza entre los catalanes y comienza la guerra civil. Se organiza el ejército para arrestar a la reina y al príncipe, quienes se refugian en la fortaleza de Gerona.
Durante el asedio ambos sufren calamidades hasta que son socorridos por las fuerzas que Juan II había organizado con la ayuda de Luis XI de Francia. Las tropas francesas, comandadas por el conde Gastón de Foix, yerno de la reina, rescatan a su suegra y al príncipe, expulsando al ejército de la Generalidad. Las tropas francesas y aragonesas prosiguen la batalla y toman varias localidades hasta acercarse a Barcelona. Fernando participa personalmente en la batalla, aunque solo tenía 10 años de edad. Esta batalla del Ampurdán obliga a los catalanes a retirarse de la zona, por lo que buscan una salida negociando con Enrique IV de Castilla para que les ayude a combatir contra los aragoneses y los franceses. Para ello destituyen a Fernando como lugarteniente y ofrecen el puesto al rey de Castilla, incumpliendo la Capitulación de Vilafranca que tanto habían defendido anteriormente. La guerra civil se amplía implicando a Francia y Aragón contra Cataluña y Castilla. Fernando y su madre, con la ayuda de Gastón de Foix, se marchan a Zaragoza dejando a Cataluña en guerra.
Fernando, con apenas 11-12 años, vive de cerca la guerra de Cataluña, aunque siempre acompañado de su madre. Después de varios fracasos por fin sale victorioso en la batalla de Calaf contra el ejército portugués y la Generalidad en febrero de 1465. Tenía solo 13 años. Su padre le nombra lugarteniente general de Aragón en mayo de 1465. Ya había jurado su primogenitura para Sicilia en septiembre de 1464 en Zaragoza.
Mientras en Cataluña se desarrolla la guerra civil que durará diez años, Pedro de Portugal sustituye a Joan Beaumont, lugarteniente de Enrique IV. Poco tiempo después muere Pedro de Portugal. Juan de Lorena, hijo de Renato de Anjou, apoya a Luis XI de Francia e interviene en contra de los intereses aragoneses. El conflicto se convierte en guerra entre Aragón y Francia, que apoya la causa catalana.
En febrero de 1468 muere la madre de Fernando, Juana Enríquez, en plena guerra civil catalana, causando un gran dolor por la pérdida a Juan II y a Fernando, ya que ella había luchado contra los rebeldes y defendido los intereses aragoneses de forma constante y tenaz. Fue este un año de pesimismo para la Corona de Aragón. La única esperanza de Juan II era ya su hijo Fernando, que cumplía 16 años y que tenía bastante experiencia de la guerra, lo que le decide a nombrarle rey de Sicilia, no solamente pensando en la guerra contra Francia, sino también en el enlace matrimonial que estaba negociando con la nobleza castellana para salvar la situación del reino, que necesitaba el apoyo del poder militar y económico de Castilla.
Juan II tenía 71 años y seguía luchando para recuperar la soberanía de la Corona de Aragón sobre Cataluña: era muy anciano para aquella época, en la que pocas personas sobrevivían a su edad. Antes del matrimonio con Isabel de Castilla, Fernando se desenvolvía de forma continuada en el ambiente bélico de la guerra civil catalana, yendo y viniendo entre Aragón y Cataluña, motivo por el que se hizo un verdadero soldado preparado para la guerra real.
No fue un simple príncipe, sino un experimentado profesional militar gracias a su padre. Su valía se demostrará más adelante en la guerra civil castellana, la de Granada y la de Nápoles.
Autor: Yutaka Suzuki para revistadehistoria.es
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