La represión franquista hacia los homosexuales fue una constante a lo largo de la dictadura. No obstante, durante casi las dos primeras décadas de vida de la misma no existió una legislación específica que considerara a la homosexualidad como un delito, pero sí que el régimen se amparó en nuevas leyes como el artículo 431 introducido en la reforma del Código Penal de 1944, el cual incurría penas para aquellos que cometiesen delitos de escándalo público, por lo que los actos homosexuales eran castigados cuando salían del ámbito privado y tenían repercusión social[1].
Otro instrumento que aprovecharon las autoridades franquistas para castigar a los homosexuales fue la Ley de Vagos y Maleantes, promulgada durante el bienio reformista del gobierno republicano en 1933 y conocida popularmente como “la Gandula”, que, aunque la ley no establecía aún la homosexualidad como delito, fue a comienzos de los cuarenta cuando los jueces comenzaron a utilizarla para reprimir lo que se denominó en la época las “desviaciones sexuales”[2]. Por tanto, antes de 1954 todas las persecuciones y detenciones hacia los homosexuales fueron, en teoría, ilegales porque en los cuerpos jurídicos existentes no aparecía la homosexualidad como conducta sometida bajo vigilancia.
A partir de entonces, la homosexualidad era considerada un delito y, por tanto, punible. El internamiento se realizaba en dichos establecimientos especiales, entre los cuales se encontraba la Prisión Provincial de Córdoba, durante un tiempo de seis meses a tres años[5]. Pero, al no definirse las características específicas que debían reunir los centros de reeducación, numerosos homosexuales condenados entre 1954 y 1970, cumplieron las medidas de seguridad en establecimientos penitenciarios comunes[6]. En los centros penitenciarios funcionaba un riguroso sistema de aislamiento y en modo alguno se procedía a su rehabilitación a través de trabajos forzosos. Sin embargo, lo más frecuente era que los jóvenes con escasa experiencia e identidad sexual saliesen reafirmados en su homosexualidad, tras haber entablado relaciones con otros reclusos.
Autora: Zoraida Jaime González para revistadehistoria.es
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Bibliografía:
[1] Olmeda, Fernando. (2004). El látigo y la pluma. Homosexuales en la España de Franco. Madrid: Grupo Anaya. p. 36.
[2] Jurado Marín, Lucas. (2014) Identidad. Represión hacia los homosexuales en el franquismo. Málaga: Editorial La Calle. pp. 64-66.
[3] Olmeda, Fernando. (2004). pp. 97-98.
09/09/2021 @ 14:47
La Ley de Vagos y maleantes, no es una Ley franquista fue echa por la II Republica , es facil comprobar pues logicamente se publico en el BOP, entre otras cosas hicieron los campos de concentracion, y reprimia cualquier acto asocial, no creo haga falta entrar en mas.