El ejército ruso se batió en retirada, sabedor de la superioridad militar francesa practicando una política de tierra quemada para dificultar el abastecimiento del enorme ejército napoleónico. No fue hasta el 8 de septiembre que los rusos presentaron por fin batalla en Borodinó, de la que los franceses salieron victoriosos despejando por completo el camino hacia Moscú.
Napoleón y el Gran Incendio de Moscú
Tras la derrota de Borodinó, el popular general ruso Mijaíl Kutúzov ordenó la evacuación de Moscú. Así, cuando Napoleón entró en la ciudad con su ejército quedó completamente desconcertado. Sus 270.000 habitantes habían desaparecido, la ciudad estaba completamente vacía de habitantes y suministros.
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