En la dilatada historia del Imperio Romano, algunos emperadores lograron brillar por sus conquistas y reformas, mientras otros se encontraron atrapados en las garras de la incertidumbre y el conflicto. Macrino, un personaje poco conocido comparado con figuras como Trajano o Marco Aurelio, pertenece a esta última categorÃa.
Su ascenso al poder, inesperado y efÃmero, encarna los tumultuosos años de inestabilidad que siguieron al gobierno de Caracalla, mostrando las luchas internas que consumÃan a Roma en el siglo III. Su historia revela las dificultades inherentes al poder imperial y la vulnerabilidad de quienes intentaban sostenerlo sin la legitimidad dinástica.
Para comprender el ascenso de Macrino al trono, es fundamental situarse en el contexto histórico del Imperio Romano tras la muerte de Septimio Severo y el turbulento reinado de su hijo, Caracalla. Septimio Severo habÃa consolidado su poder a base de astucia militar y una férrea voluntad, fundando la DinastÃa Severa y legando el mando a sus dos hijos, Caracalla y Geta. Tras la muerte de Septimio en el año 211, Caracalla decidió gobernar en solitario y se deshizo rápidamente de su hermano Geta, lo que marcó el inicio de un reinado caracterizado por la crueldad, el despotismo y el derroche.