Este enfrentamiento decisivo, situado en la llanura de Platea, fue la culminación de una serie de intentos fallidos del Imperio Persa por someter a las ciudades-estado griegas y asegurarse el dominio del mundo mediterráneo.
La Batalla de Platea, librada en el año 479 a.C., marcó un punto de inflexión crucial en las Guerras Médicas y selló el destino de la invasión persa en Grecia.
Este enfrentamiento decisivo, situado en la llanura de Platea, fue la culminación de una serie de intentos fallidos del Imperio Persa por someter a las ciudades-estado griegas y asegurarse el dominio del mundo mediterráneo.
Para comprender plenamente la importancia de esta batalla, es fundamental explorar el contexto político, los actores involucrados, la preparación militar y las estrategias que llevaron a la victoria helena y el fracaso del colosal ejército persa.
Las Guerras Médicas, también conocidas como Guerras Persas, fueron una serie de conflictos entre el Imperio Aqueménida y las ciudades-estado griegas que se desarrollaron entre el 499 y el 479 a.C. El origen de estos conflictos se encuentra en la expansión territorial del Imperio Persa bajo los reyes Darío I y Jerjes I, y la resistencia griega a aceptar la subordinación frente a un poder extranjero. La chispa inicial se encendió cuando las ciudades griegas de Jonia, en la costa del Asia Menor, se rebelaron contra el dominio persa con el apoyo de Atenas y Eretria. La represión de esta revuelta por parte de Darío I fue seguida por una serie de expediciones destinadas a castigar a las ciudades griegas continentales que habían apoyado la revuelta.