Mucho se ha oído hablar – y más aún ver en las películas de Hollywood – sobre la conquista del Oeste norteamericano. Lo que ya no es tan conocido es que la primera y verdadera conquista de aquellos territorios corrió a cargo del novohispano Juan de Oñate, si bien es de justicia señalar que los actuales moradores de la zona otorgaron hace cinco años al explorador un merecido reconocimiento al erigir en su honor en El Paso (Texas) – ciudad fundada por él – la estatua ecuestre más grande del mundo con unos diez metros de altura, obra del escultor estadounidense John Sherrill Houser, financiada con 2 millones de dólares en donaciones privadas y montada tras diez años de trabajo del escultor y un faraónico ensamblaje por piezas junto al aeropuerto de El Paso…… pero veamos cual es la historia de la expedición de Oñate para comprender mejor lo justo y merecido de este reconocimiento.
Juan de Oñate, la verdadera conquista del Oeste Americano
La preparación
Cruzando el Río Grande
No partieron hasta principios de 1598, marchando por delante de ellos el capitán Vicente de Zaldívar, sobrino de Juan de Oñate, junto a 17 hombres que inspeccionaban el camino antes de que llegase la gran caravana. El 20 de abril cruzaron Río Grande y pronto terminaron de atravesar el desierto de Chihuahua, en lo que hoy podría ser El Paso lugar en el que pararon para construir una iglesia y celebrar una misa de acción de gracias. Y ya que estaban declararon la soberanía española sobre estos territorios. Igualmente celebraron una pequeña obra de teatro compuesta por el religioso Marcos Farfán sobre la evangelización de los nativos siendo ésta la primera representación teatral de la historia en territorio de los actuales EEUU.
Fundación de San Gabriel
La rebelión no tardó en producirse. 45 familias pidieron volver a México y abandonar la expedición, pero Juan de Oñate no podía permitirlo. Los rebeldes fueron detenidos, se les acusó de desertores y se intentó castigarlos pero la intervención de los religiosos franciscanos logó calmar los ánimos y el perdón del gobernador. Sin embargo, al poco tiempo, 4 soldados desertaron y Oñate ordenó su persecución siendo capturados dos de ellos. Ambos fueron acusados de traición y de faltar a su palabra de honor como hidalgos por lo que fueron condenados a muerte y ejecutados en las afueras de San Gabriel.
Tranquilizados los ánimos, Juan de Oñate pensó que debía de haber tierras mejores que sirvieran para fundar una gran y próspera ciudad y para ello organizó una expedición con Vicente de Zaldívar al frente para explorar las tierras situadas al este de San Gabriel (el actual territorio de Texas) y encontrar esas manadas de bisontes de las que tanto habían oído hablar y que podían suponer la salvación de la expedición. Felizmente para ellos encontraron dichas manadas y exploraron todo ese territorio con la idea también de encontrar el Océano Atlántico, algo que pensaban que estaba cerca de allí.
La ciudad de las Nubes
El grupo de Juan de Oñate se encaminó hacia el este dejando San Gabriel atrás y atravesaron las llanuras de lagos salados, Puaray y llegaron a Acoma el 27 de octubre de 1598. Era ésta una ciudad construida en lo alto de una pequeña meseta con acantilados de casi cien metros de altura. Un lugar casi inexpugnable que asombró a los españoles. Los indios queres eran quienes vivían allí y bajaron a recibir a los extraños, invitando a Oñate y sus ayudantes a visitar la ciudad. Allí fueron agasajados y regresaron al poco continuando camino hacia Moqui y Zuñi.
Mientras tanto Vicente de Zaldívar regresó a San Gabriel en búsqueda del grueso de la expedición para contarle a Oñate lo que habían explorado y descubierto en su viaje hacia el este, pero éste ya se había marchado. Pasaron unos días allí recuperando fuerzas y el después salieron tras sus pasos que le llevaron a la ciudad de Acoma y sus impresionantes precipicios. Fueron igualmente bien recibidos por los jefes indios y dejando a 16 hombres abajo subieron con 14 soldados a visitar la ciudad de las nubes. En su paseo por la misma fueron dispersándose sin darse cuenta de la situación de peligro que se estaba generando. De repente y a la señal de un alarido de uno de los jefes todos los habitantes de la ciudad se abalanzaron sobre los españoles y fueron matándolos o hiriéndolos. Tan solo lograron escapar cuatro de ellos lanzándose por las empinadas paredes y llegar hasta donde se encontraba el horrorizado grupo de españoles que habían quedado abajo. Huyeron y se dirigieron hacia Moqui para alertar a Oñate de lo ocurrido y de que una gran rebelión de los indios Pueblo estaba preparándose. Volvieron a San Gabriel y la fortificaron. Juan de Oñate preparó una expedición pero solo disponía de 200 soldados y en Acoma había por lo menos 300 guerreros a los que había que sumar varios indios navajos que se unieron a ellos. Finalmente, solo 70 hombres partieron a la conquista de Acoma. En un principio exigieron a los indios Queres la entrega de los causantes de las muertes de los españoles asesinados allí en noviembre, con la idea de que así podrían llegar a un acuerdo y paz, pero todas las propuestas fueron rechazadas y las respuestas acompañadas con una lluvia de flechas y piedras lanzadas desde lo alto de la ciudad.
Los españoles decidieron dividirse en varios grupos para el ataque. El primero de estos grupos por la noche tomó posición cerca de lo alto de la ciudad sin ser visto. Debajo de ellos otros soldados españoles encaramados en grietas construyeron un pequeño puente portátil. Mientras tanto por la ladera norte Zaldívar lanzó un ataque de distracción para atraer hacia ellos la atención de los indios dejando desguarnecido el flanco donde habían situado el cañón y en donde se preparaban para colgar el puente. A una señal dispararon el cañón y colgaron el puente logrando entrar en la ciudad y enfrentarse a los indios que tras una larga e intensa lucha tuvieron que rendirse y aceptar las órdenes de los españoles. Acoma había caído, pero a un alto precio en vida de los indios, sin embargo los españoles solo tuvieron dos muertos.
Esta victoria asentó a los colonizadores en Nuevo México, su éxito llegó a todos los rincones de la zona advirtiendo de la fuerza de los conquistadores pero aun así hubo tribus indias que siguieron alzándose y luchando. Regresaron a San Gabriel y tras todas las bajas sufridas Juan de Oñate pidió al rey refuerzos humanos y materiales llegando estos en diciembre de 1600. Este refresco motivó a Oñate que organizó nuevas expediciones.
Envió a Vicente Zaldívar con 70 hombres hacia las costas de California buscando comunicación marítima pero fracasaron al quedarse sin provisiones demasiado pronto. Él mismo partió de nuevo hacia el este hacia Quivira encontrando solo tierras pobres y secas. No había nada que encontrar por allí. Pero lo peor fue cuando regresaron a San Gabriel y se encontraron con que un grupo grande de colonos hartos de vivir en lugar tan solitario y sin posibilidad de prosperar cogieron sus cosas y se volvieron a México. El virrey les perdonó porque entendió perfectamente sus razones para esa traición y no actuó contra ellos.
Declive de Juan de Oñate y fundación de Santa Fe
Estos hechos fueron minando la autoridad de Juan de Oñate hasta que finalmente fue cesado de su cargo de gobernador de Nuevo México y sustituido por un colono: Juan Martínez de Montoya. Y este en 1609 fue sustituido por Pedro de Peralta que llevaba la orden de crear una ciudad embrión de la capital de Nuevo México. Para ello fundó Santa Fe y allí se desplazaron los colonos supervivientes de San Gabriel. Por este lugar pasaría el Camino Real de Tierra Adentro a través de la cual se organizaba una gran expedición llamada “conducta” que llevaba y traía todo tipo de productos, alimentos, muebles, objetos, etc., que necesitaba la colonia.
Santa Fe fue la primera capital de territorio en Estados Unidos que logró asentarse y llegar hasta nuestros días a pesar de ser frecuente objetivo de ataques apaches y de la dureza del clima y el terreno.
Autor: Ignacio del Pozo Gutiérrez para revistadehistoria.es
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Bibliografia