Historia de la pelota de fútbol

La pelota de fútbol (o balón, como la llaman en algunos países) es un artículo indispensable a la hora de jugar el deporte más popular del mundo.

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Observando un partido callejero uno nota rápidamente que es posible jugar sin camisetas que diferencien los equipos, sin árbitro, sin arco y hasta sin reglas fijas, pero no es posible jugar sin la pelota. A veces una media o calcetín relleno de trapos sirve para el juego.

“La pelota no se mancha”

supo decir Diego Armando Maradona en su partido de despedida.

Historia de la pelota de fútbol

Sus orígenes se remontan a muchos siglos antes de que el fútbol quedara instituido como deporte en el año 1863. En la China del siglo IV A.C. Fu-Hi, gobernante de uno de los cinco reinos en los que estaba dividido el país apelmazó varias raíces duras hasta que se formó una masa esférica que recubrió con pedazos de cuero crudo: había inventado la pelota. Sin embargo su objetivo no era ser pateada sino que se la utilizaba en un juego que consistía en pasarla de mano en mano. También tuvo utilidad en ritos religiosos. Entre los griegos y los romanos se utilizaban pelotas de cuero rellena de intestinos de cerdo. En los pueblos de Mesoamérica se practican diversos juegos  rituales en los que se utilizan pelotas de hule, o de una mezcla de caucho y resina de guamol (Calonyction aculeatum), y su tamaño oscilaba entre 25 y 30 cm de diámetro con un peso de entre 1,4 y 2,7 kg.

A partir del siglo XVIII se comenzó a alterar el cuero para alivianar su peso sin modificar su tamaño, que oscilaba entre los 68 a 70 centímetros.  En 1855 Charles Goodyear inventó la primera pelota de goma a partir de un proceso conocido como vulcanización que convertía el caucho en un material más duradero. En 1862 H. Lindon realizó una de las innovaciones más importantes al crear la vejiga de goma inflable.

En 1872 la Asociación de Fútbol Inglés introdujo especificaciones relativas al tamaño de la pelota que debía ser de  27 o 28 pulgadas de circunferencia (alrededor de 70 cm)  y con un peso de 13 o 15 onzas (entre 350 y 400 gramos).

En el siglo XX las pelotas fueron hechas con caucho más duradero cubiertas de cuero. Se las llamada “de tiento” por el cordón que se usaba para cerrar las costuras del cuero. Su principal defecto era una deformación que hacía que perdiese equilibrio y esfericidad, lo que a su vez conllevaba a que su rebote fuese pésimo y se volviera prácticamente imposible dominarla. Además, al mojarse se volvía extremadamente pesada por lo que lastimaba a quien la golpeara con la cabeza. De hecho eso ocurrió en la primera Copa Mundial de Fútbol que se realizó en Uruguay en 1930, lesionándose un jugador en la frente.

Serían tres amigos de la pequeña localidad de Bell Ville, en la provincia argentina de Córdoba, quienes solucionarían este problema. Entre 1929 y 1931 Romano Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonessi realizaron numerosas pruebas y ensayos que culminaron con la invención de la pelota con tiento invisible. Consistía en una cámara compuesta por una válvula que impedía la salida del aire y una costura desde afuera hacia adentro que quedaba invisible y sin reborde. La denominaron “Superball”, y ese mismo año se utilizó en el torneo local de la ciudad y en el torneo nacional de la Asociación del Futbol Argentino (AFA). En 1934 fue incorporada por la FIFA para la Copa Mundial de Italia.

En conmemoración a este invento se celebra todos los años en la ciudad de Bell Ville la “Fiesta Nacional de la Pelota de  Fútbol”.

El año 1950 se comenzó a utilizar la pelota de color blanco gracias a la introducción de un proceso de lavado y blanqueamiento del cuero. El objetivo de utilizar una pelota blanca era aumentar su visibilidad para el beneficio de los espectadores.

En la década de 1960 se introdujeron las pelotas de fútbol realizadas con materiales sintéticos, aunque no reemplazaron las de cuero de animal hasta la década de 1980. La última vez que se utilizó una pelota de cuero fue en la Copa Mundial de España en 1982.

En 1970, hicieron su aparición las pelotas de color blanco con cascos negros poligonales. La primera se llamó Telstar, como el satélite que permitía la trasmisión de la Copa del Mundo de México 1970 entre América y Europa, y consistía en un icosaedro truncado con 20 hexágonos blancos y 12 pentágonos negros. Fue un modelo para las pelotas que se utilizaron en los siguientes mundiales.

En la Copa del Mundo de Francia 1998 se realizó un nuevo cambio en el diseño de la pelota. Por un lado se utilizaron por primera vez los tres colores de la bandera francesa. Por otro, se incluyó una capa de “espuma sintética”, un nuevo material compacto compuesto de microburbujas rellenas de gas, cerradas individualmente y con óptima resistencia lo que permitía extender su durabilidad.

En Alemania 2006 se utilizó la Teamgeist, que consistía en catorce cascos unidos por una soldadura térmica que le daba una forma casi totalmente esférica. Pero fue en la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 con la Jabulani, el esférico más rápido conocido (como lo probaron los estudios de la NASA), que la pelota alcanzó su máximo nivel de sofisticación.

Ignoramos cómo será el futuro del fútbol y de su artículo más importante: la pelota. Como hemos visto, su evolución estuvo siempre relacionada con los avances tecnológicos y el desarrollo de nuevos materiales para mejorar su manejo y sofisticación.

A modo de cierre, les ofrezco un catálogo de las diferentes pelotas que se utilizaron en las Copas del Mundo:

Fuente del cuadro: elaboración propia. Las imágenes fueron extraídas de https://profutbolista.com/historia-del-balon-de-futbol/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Balones_de_la_Copa_Mundial_de_F%C3%BAtbol.

Autor: Lic. Luciano Andrés Valencia para revistadehistoria.es

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