Esta extensa frontera, que se extendÃa a lo largo del rÃo Rin, sirvió no solo como lÃnea de defensa contra las incursiones de tribus germánicas, sino también como un espacio de interacción cultural, económica y polÃtica entre dos mundos.
A finales del siglo I a. C., Roma habÃa alcanzado el clÃmax de su expansión territorial en Europa. Julio César habÃa liderado la conquista de la Galia, consolidando la presencia romana al oeste del Rin. Sin embargo, los intentos de extender el dominio romano más allá de este rÃo, como la campaña de Varo en el bosque de Teutoburgo en el año 9 d. C., demostraron los lÃmites de la ambición imperial. Tras la derrota en Teutoburgo, Roma adoptó una postura defensiva, utilizando el Rin como frontera natural.