Los francos irrumpieron en la historia durante la crisis romana del siglo III. El origen del pueblo franco es difuso aunque diversas fuentes, como Ernest Bendriss, aseguran que surgieron como un conglomerado de tribus anteriores entre las que se encontraban pueblos como los bructeros o los catuarios.
Los francos
Los francos defendÃan la frontera del Rin cuando fueron desbordados por los vándalos, suevos y alanos el 31 de diciembre del 406. A partir de entonces el Imperio Romano Occidental entra en un caos que permite el asentamiento de pueblos en territorios imperiales.
Por aquel entonces los francos eran un pueblo pagano, en el que la venganza regÃa la justicia, motivo por el cual no tardaron en establecerse compensaciones económicas para las vÃctimas de los crÃmenes o sus familias. El rey era un jefe ante todo militar rodeado por una comitiva de compañeros guerreros, llamados leudes, que elegÃan al mejor de ellos para gobernarles.
Los primeros registros sobre monarcas francos son muy confusos y teñidos del tono de la leyenda épica. La tradición afirma que el primer rey del pueblo franco fue Pharamond (420-428), sucedido por su hijo Clodion. Con este monarca se instala el sÃmbolo de la realeza divina reflejada en la melena real, que tiene poderes mágicos. En otras palabras, el pelo largo se convierte en un emblema del monarca, hecho que será aprovechado en su momento para derrocar reyes.
Clodion avanzó hasta el norte de Francia apoderándose de Cambrai. Murió en 455 y fue sucedido por Meroveo, que da nombre a la primera dinastÃa real francesa: los Merovingios. Según la leyenda, fue criado por un monstruo marino mitad hombre, mitad toro. Participó en la Batalla de los Campos Cataláunicos.
Meroveo fue sucedido por Childerico, a quien le tocó afrontar el hito de la caÃda del Imperio Romano de Occidente. El reinado de Childerico no estuvo exento de dificultades, teniendo que hacer frente a una rebelión nobiliaria que le desposeyó del tÃtulo y le envió al exilio. Con ayuda de Siagrio, último representante de la autoridad romana en la Galia, quien tenÃa situada su capital en Soissons, recuperó el trono.
Tras la caÃda de Roma, Childerico juró lealtad al gobierno de Odoacro en Italia. Poco después falleció legando el trono a su hijo Clodoveo. Clodoveo fue sin duda uno de los gobernantes más capaces de los turbulentos tiempos posteriores a la desaparición del Imperio Romano de Occidente. Partiendo de un pequeño territorio al noroeste de Francia fue capaz de hacerse con un gran reino.
Una de las claves de su éxito fue su conversión, junto a la de su pueblo, al catolicismo, lo que le congració con la aristocracia galorromana. Derrotó a Siagrio y se apoderó del reino de Soissons. Posteriormente venció a los alamanes extendiendo su poder más allá del Rin. Tras ello su siguiente objetivo fue el reino visigodo.