El Galeón San José formaba parte de la flota española que fue reunida en Sevilla por la Casa de Contratación la cual financiaba y organizaba las costosas flotas de barcos militares y mercantes que participaban en la “Carrera de Indias”. El 10 de marzo de 1706, el Consejo de Indias aprobó la salida de una flota de 26 barcos, al mando de José Fernández de Santillán, un oficial muy experimentado.
A pesar de conocer la cercanía de los merodeadores ingleses, Santillán decidió zarpar el 28 de mayo, probablemente pesaba en su ánimo el ambiente corrupto que le rodeaba, así como el conocimiento que se acercaba la estación de huracanes en el Caribe.
El Galeón San José y la batalla de Barú (8-9 de junio de 1708)
Los caprichos del tiempo favorecieron a los ingleses, primero brindándoles una visibilidad estupenda para avistar la flota española, y luego, un cambio de brisas favorece su acercamiento.
A las cinco y media de la tarde el “Kingston” comienza su fuego contra la nave almiranta “San Joaquín” de 64 cañones y comandada por Miguel Agustín de Villanueva, mientras Wager busca al “San José” que intercambia fuego con el “Expedition”, que está ya a 300 metros del Galeón San José. Los ingleses quieren abordarlo, por lo que disparan contra su velamen y contra su timón, cuando los ingleses estaban a apenas 60 metros tras dos horas de combate, a las siete y media y ya de noche, el galeón San José estalla y se va a pique, muriendo 589 de los 600 tripulantes, dañando al Expedition y dejando a los ingleses con un palmo de narices al ver como se esfumaba su botín que se cree era de entre 7 a 11 millones de monedas de ocho escudos en oro y plata.
Mas tarde el Expedition, el Kingston y el Portland consiguieron rendir al Santa Cruz, que era el que menor cargamento transportaba y ningún tesoro. Otro navío español, la Urca, viéndose sitiada, es incendiada por orden de su capitán antes de ser tomada. Por otro lado, la almiranta San Joaquín consigue llegar a Cartagena burlando a los ingleses y salvando el resto del tesoro, 11 millones de monedas de ocho escudos en oro y plata, de caer en sus manos.
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