El lado oscuro de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial

El lado oscuro de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial se está dando a conocer desde hace relativamente poco tiempo. El silencio de los perdedores y aquello tan manido de que la historia la escriben siempre los vencedores tuvo mucho que ver en esta historia desconocida. Alemania, país agresor, sufrió enormente la crueldad de sus denominados salvadores y libertadores. Bombardeos como el de Dresde, en donde fueron masacradas miles de personas inocentes en un momento además en el que la victoria aliada estaba más que garantizada, han generado entre las nuevas generaciones nacidas después del conflicto una enorme polémica. Lejos ya del revisionismo de los años pasados, los investigadores centran sus pesquisas en desentrañar la tupida madeja de silencio con la que la población civil trato de olvidar la inmensa tragedia vivida.

El lado oscuro de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial

Norteamericanos y británicos por el oeste y soviéticos por el este iban semana tras semana avanzando por las entrañas de una Alemania ya para entonces hundida. Mientras avanzaban imparables hacia el corazón del imperio nazi, sus ejércitos descargaban su ira contra la población civil, a la que hacían responsable de haber aupado al partido Nacional-Socialista. Lejos de la imagen de libertadores con las que aparecen en muchas películas, han quedado difuminadas, ocultas en la historia, infinidad de violaciones de los derechos humanos, asesinatos, ajustes de cuentas y violencia desmesurada contra las mujeres, quizás las víctimas más débiles junto con los niños.

Especialmente duro fue el trato del ejército soviético con las mujeres alemanas en su arrolladora entrada en Berlín de la que en estas fechas se cumplen 70 años. Los historiadores han encontrado múltiples casos de abusos sexuales no denunciados en su momento, cuando el silencio se impuso ante la verdad.

Existen diversos documentos históricos, sobre todo diarios de soldados, como el caso del ucraniano Vladimir Gelfand, que documentan las masacres contra las mujeres combatientes alemanas y, ya en la capital del Reich, violaciones masivas contra estas. Algunos informes reservados soviéticos que fueron viendo la luz con el paso de los años recogen como se produjeron casos de suicidios de mujeres después de haber asesinado a sus propias hijas antes que entregarse a la violencia de los aliados.

Como dato significativo se ha comprobado que entre el final de la guerra y el año siguiente fueron practicados en un distrito berlinés casi mil abortos entre los que se constatan múltiples casos de menores de edad. También es de destacar el asesinato de muchas otras mujeres y hombres en lo que constituyó una auténtica política de revanchismo tolerada por las autoridades aliadas. Es casi imposible dar cifras medianamente exactas en este sentido pues mucha información permanece todavía hoy clasificada.

Otra fuente de excepcional calidad es el diario escrito por una mujer anónima y que se publicó por primera vez en 1954 con el nombre de “una mujer en Berlín”. En él se describe no solo su caso particular sino la verdadera situación de miles de mujeres al terminar la guerra, mancilladas pero silentes ante escenas dantescas en las que lo peor del ser humano emerge como un acto de venganza contra toda una colectividad.

En definitiva resulta evidente que en las guerras no todo es blanco o negro. Si bien los nazis en su avance hacia Rusia (y hacia europa occidental) cometieron viles crímenes contra la humanidad, incendiando pueblos y aldeas y ejecutando y violando a miles de mujeres y niños, los aliados, en su contraofensiva final, en especial al acceder al territorio propiamente alemán tras atravesar el río Oder se cebaron también con la población más débil, en especial contra civiles que a la dura travesía de soportar una guerra hubieron de padecer la ignominia de la vejación y el olvido en ocasiones autoimpuesto.

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