Frente al predominio musulmán encontramos el desarrollo de un primer núcleo cristiano definido en el espacio peninsular. Éste es el Reino de Asturias (o Reino Astur, según el autor consultado), fruto de la conjunción entre los pobladores de la Cornisa Cantábrica y los grupos hispanovisigodos que se vieron desplazados hacia el norte por el empuje musulmán.
Junto a él, podríamos señalar la peculiar situación de la población cristiana de las zonas circundantes de los Pirineos, que aunque todavía no aparecen definidas como un núcleo de resistencia cristiano, mantendrían latente su estructura diferenciada del dominio musulmán.
El Reino Astur, origen y desarrollo del primer núcleo de resistencia cristiano
Mientras el área peninsular controlada por los musulmanes vivía momentos de crisis (que analizamos brevemente en Al-Ándalus, el inestable dominio musulmán de mediados del siglo VIII), asistimos en el norte a la consolidación del primer núcleo de resistencia cristiano: el Reino Astur. Su inicio cronológico ha sido situado tradicionalmente en la mítica batalla de Covadonga, en torno al 722. A partir de éste, poco a poco se definirán otros núcleos cristianos en momentos posteriores.
A pesar de ello, cabe esperar que entre unos y otros se estableciera una relación de dominio, posiblemente reflejada en forma de tributos, tal y como podemos interpretar a través del conocimiento de la tradición “pactista” de los musulmanes en la expansión del Islam.
El núcleo inicial cuyo control se atribuye al propio Pelayo, líder cristiano en la batalla de Covadonga, se vería ampliado bajo el reinado de Alfonso I (739-757), quien heredó el trono tras la muerte del hijo de Pelayo, y en cuya persona convergían así las dos áreas cristianas principales de la Cornisa (por ser éste el dux de Cantabria).
Esta primera expansión fue posible porque coincidió con la retirada de efectivos bereberes hacia el sur, en el contexto de la sublevación de 740-741. Sin embargo, dada la vulnerabilidad de la zona a los ataques musulmanes procedentes de los territorios al sur del Duero, es poco probable que se diera en esta zona una repoblación de origen cristiano.
Además, las fuentes parecen reservar este concepto sólo a las áreas más al norte de la cuenca del Duero, es decir, la Galicia Marítima, Primorias, Liébana, Trasmiera, Carranza, Sopuerta y Bardulias, siendo esta última el origen de la posterior Castilla. Deducimos en base a esto que la cuenca del Duero quedaría definida como un “vacío poblacional” (en gran medida desmentido por la arqueología) entre el núcleo astur y el área de dominio musulmán.
Esta situación terminaría con el ascenso al poder cordobés de Abd al-Rahmán I y la consecuente consolidación del emirato cordobés. Ello conllevaría un aumento de la presión dominadora musulmana sobre el territorio y los poderes cristianos, presente en relatos ya legendarios, como el del Tributo de las Cien Doncellas. Nos encontramos por tanto ante un primer núcleo de resistencia aún en cierta desventaja ante el predominio musulmán.