Antes de que el cristianismo se impusiera como religión dominante en la Península Ibérica, los múltiples pueblos indígenas y las influencias recibidas por comerciantes y colonos mediterráneos habían configurado un complejo mosaico de dioses, cultos y creencias en los territorios de Hispania.
La religión y los dioses romanos se extendieron sobre estos pueblos asimilando a un gran número de creencias indígenas, en un profundo proceso de sincretismo que permite tanto analizar el carácter sincrético e integrador del panteón romano, siempre que las otras formas de religión no entraran en contradicción con el culto imperial.
Dioses de Hispania. La religión en la Iberia antigua.
El sur peninsular fue la región de mayor influencia fenicia y oriental. Se han hallado santuarios prerromanos vinculada a la diosa fenicia de la fertilidad Astarté en varios lugares del valle del Guadalquivir, y exvotos a la diosa en muchos más puntos de la península. La figura de esta diosa de la fertilidad y la guerra fue bien acogida por las sociedades agrarias y guerreras de estas tierras, que la asimilaron a sus propias deidades nativas. Un ejemplo de esto es el culto a la diosa Noctiluca, que tuvo una isla consagrada frente a las costas de la actual Málaga y que se encuentra vinculada a la fertilidad marina. El culto a Melqart, que los romanos asociaron a Hércules, también fue traido por los colonos fenicios, que levantaron un templo al dios en Gades y le consagraron una isla frente a las costas onubenses, sirviendo ambos puntos como lugares organizadores del comercio entre colonos y nativos.
La unificación política del mundo mediterráneo permitió la introducción en Hispania de una nueva oleada de cultos orientales, traídos por soldados, mercaderes y esclavos. Uno de los de mayor éxito, especialmente entre las mujeres, fue el culto a la diosa egipcia Isis, cuya adoración esta atestiguada por los numerosos iseos encontrados y sabemos de las procesiones realizadas en su honor. También se encuentran indicios de adoración al greco-egipcio Serapis o al iranio Mitra, divinidades traídas por los legionarios que habían servido en las campañas orientales del Imperio. Sería mediante esta influencia de la religión oriental como penetraría el cristianismo en la Hispania, no hallándose muestras claras de su implantación hasta al menos el sigo III d.C. Al igual que haría el panteón romano, la nueva religión acudiría al sincretismo religioso con respecto a algunos cultos y deidades, cuyas funciones se asociarían a los nuevos santos y no pocos lugares de culto precristiano serían ocupados por los nuevos fieles.
Autor: Javier Campos para revistadehistoria.es
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Bibliografía
Blázquez, J. (1977). Imagen y mito. Estudio sobre las religiones mediterráneas e ibéricas (1st ed.). Madrid: Cristiandad.