Los depósitos provisionales y el replanteamiento del proyecto de “Exterminio”
Los gitanos capturados se enviaron a fortalezas y a espacios públicos como calles y plazas acotadas. Lugares improvisados que presentaron numerosos inconvenientes relacionados con la salubridad y la seguridad.
Ensenada que tenía claro el envío de los hombres a los arsenales, dudaba del destino de las mujeres, pues su prioridad era impulsar su programa reconstrucción naval, por lo que se olvidó de éstas y de los hombres inhábiles para el trabajo. Olvidadas, pasaron años esperando destino. A sus quejas y a la de los gitanos que habían obtenido ejecutorias de castellanía, se unió el malestar del propio monarca por medida tan desproporcionada.
Reunida la Junta de Gitanos Reunida el 7 de septiembre bajo la supervisión de Francisco Rávago, éste criticó con dureza la improvisación con que se ejecutó la redada, pero la Junta no asumió su responsabilidad respecto a la generalidad con que se diseñó, ya que achacó el abuso cometido a la mala interpretación de sus ejecutores.
El Consejo de Castilla recondujo entonces el proyecto y lo centró exclusivamente en los gitanos contraventores, disponiendo en el capítulo sexto de la Orden de octubre de 1749, la libertad a todos aquellos que acreditaran su buena forma de vida. Los que no pudieron hacerlo, Ensenada los distribuyó en función de su capacidad laboral: los hombres útiles mayores de siete años se remitieron a los arsenales, en tanto a los menores se les permitió permanecer con sus madres hasta cumplirla, momento en que pasaban a las maestranzas de los arsenales.
La injusticia cometida hacia unas personas, a las que sin delito ni juicio fueron privadas de su libertad, tuvo su continuación en la aplicación de dicho artículo sexto. Algunos responsables de su custodia señalaron lo desacertado y nada equitativo que resultó, al advertir cómo por ser personas sin familia y sin medios económicos no pudieron “justificar lo necesario para su libertad”.
Casi cuatro mil personas pasaron a sus destinos definitivos, hasta que Carlos III las rescató del olvido y concedió en 1765 su indulto, medida tardía, pues ya se había causado una profunda brecha entre ambas comunidades.
Autor: Manuel Martínez Martínez para revistadehistoria.es
BIBLIOGRAFÍA
GÓMEZ ALFARO, Antonio. La gran redada de gitanos, Madrid. 1993.
MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel.
– Los gitanos y las gitanas de España a mediados del siglo XVIII. El fracaso de un proyecto de “exterminio” (1748-1765), Almería, 2014.
– Nunca Más. Homenaje a las víctimas del proyecto de “exterminio” de la minoría gitana iniciado con la redada de 1749, Almería, 2015.
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