La Segunda Guerra Mundial es conocida por la magnitud de sus enfrentamientos, la complejidad de sus alianzas y la diversidad de sus escenarios. Dentro de esta vasta conflagración, la acción militar japonesa en el Pacífico constituyó un ejemplo de guerra rápida y devastadora, similar a la “Blitzkrieg” europea.
La llamada “Guerra Relámpago” japonesa fue una campaña de ataques fulminantes, diseñada para asegurar una rápida expansión territorial y eliminar a las fuerzas aliadas antes de que pudieran reaccionar de manera efectiva.
Para entender la Guerra Relámpago japonesa, es fundamental situarla en el contexto de la década de 1930 y comienzos de los años 40. Japón, una nación que había emergido como una potencia industrial y militar desde la restauración Meiji de 1868, buscaba asegurar su posición como líder regional en Asia. Sin embargo, la isla carecía de muchos recursos esenciales para su industria, incluyendo petróleo, caucho y mineral de hierro, que se encontraban en abundancia en el sudeste asiático.