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Goya: ¿Cómo le afectó su sordera en la pintura?

No es únicamente el artista lo que nos importa en este artículo, sino también el hombre. Surgido de un ambiente modesto, consiguió sortear los peligros de una juventud borrascosa y supo dominar su miedo a la pobreza, evitando caer en la ambición material cuando su tenacidad se vio compensada con la fama. Sin embargo sus idas y venidas con sus continuas depresiones donde se aislaba del mundo, provocó en Goya una tendencia a encerrarse en si mismo, inapreciable al principio de su vida, puesta de manifiesto como consecuencia de la grave enfermedad que le dejó sordo a los cuarenta y seis años de edad, y en progresiva acentuación como consecuencia de una serie de circunstancias, como la guerra, la muerte de su esposa, el destierro, y como no, su propio envejecimiento. Todo ello conlleva que Goya se encierre en sí mismo y su pesimismo le invada en su producción pictórica.

Goya: ¿Cómo le afectó su sordera en la pintura?

Aunque la grave enfermedad que lo dejó sordo no fue obstáculo para su carrera, si marcó un nuevo rumbo en su vida. Durante la larga convalecencia, tal como cuenta en una carta

“una serie de  cuadros de gabinete en que he logrado hacer observaciones a que regularmente no dan lugar las obras encargadas y en que el capricho y la invención no tienen ensanche”.

Son obras ejecutadas con extraña delicadeza y animadas por una especie de inquietud que en pinturas posteriores habrían de alcanzar una intensidad alucinante, culminando en la Quinta del Sordo. Fruto también de esta obsesión son los álbumes de dibujos de Sanlúcar, que constituyen el material preparatorio para su primera colección de grabados: “Los Caprichos”.

Cansado de convencionalismos académicos y de disimular sus sentimientos al mundo, sus retratos no respondieron a los gustos cortesanos del momento. A partir de aquí se acentuaría progresivamente su retraimiento, dedicándose a pintar a su aire y grabar otras dos series: la Tauromaquia y los Disparates. Dispuesto a retirarse definitivamente, adquirió la que sería conocida como la “Quinta del Sordo”. Las pinturas que la decoran son una síntesis de la forma monumental desarrollada en sus anteriores obras murales. Negras por su temática más que por su colorido, parecen responder a una íntima necesidad de exponer las fuerzas que el artista consideraba motor elemental y terrible de la existencia humana. Su sordera le provocó inseguridad, aislamiento, soledad, tristeza y todo este conjunto de emociones fueron reflejados en cada cuadro esta época. Todo ello, más los acontecimientos que estaban ocurriendo en la España de aquella época, provocaron en Goya una sensación de inseguridad en sí mismo que le llevó a exiliarse en Francia.

INCENDIO: Este es uno de los célebres cuadros de gabinete pintados por Goya durante la convalecencia de la enfermedad que lo dejó sordo. Ejecutado con absoluta libertad, marca el inicio de la tendencia que, a falta de mejor término, podríamos calificar de expresionista. Deja de lado todo anecdotismo para concentrarse en la representación de los impulsos que mueven a este grupo de seres humanos, presa del pánico. La composición, con la mayor parte de la superficie dedicada al humo y al resplandor de las llamas, transmite magistralmente la impotencia y el terror de los protagonistas del drama, que se apiñan en la zona inferior derecha. La pincelada, de gran precisión, confiere rotundidad a los volúmenes mediante nerviosos toques de luz, sobre la mancha que termina la masa de los cuerpos.

Probablemente, lo que quería transmitirnos con esta obra, sería sus propios miedos. El miedo a quedarse completamente aislado por su sordera. En un silencio total que no pudiera relacionarse con nadie. Terror, nerviosismo… Un cúmulo de sentimientos muy bien representados en esta obra pictórica. Con su obra El Perro quiso hacer visible su soledad. La cabeza del perro solo ocupa un uno por ciento de la superficie del cuadro. El perro mira hacia arriba don ojos asustadizos y suplicantes que claman por su libertad, como si esperara algo, pero nadie le salva. No hay nadie.  Así se tuvo que sentir Goya.

ASMODEA Y LA LEOCADIA. Pinturas procedentes de la Quinta del Sordo. Las pinturas negras son la culminación de la personalidad del artista como creador imaginativo y como técnico de la expresión pictórica. Difíciles de interpretar, nos enfrentan a un mundo alucinante, plagado de seres elementales que actúan movidos por oscuras fuerzas instintivas. Se recoge en ellas la esencia de todo aquello que Goya expresó a través de sus pinceles, cuando pintaba con absoluta libertad: barbarie, insensibilidad, instinto sexual, incongruencia, misterio, brujería, retraimiento emotivo… En el aspecto técnico se llega aquí casi al límite de la audacia de la pincelada y del modelado, creándose la imagen por efectos  de contrastes de las tintas planas. La seguridad del pintor es absoluta y las deformaciones nacen de la voluntad de expresar vida y energía.

Resumiendo con su sordera entró en un momento de pánico, pero también encontró libertad. Le daba igual lo que opinaran, dijesen y pensaran sobre sus obras. Encontró liberación para hacer lo que quería y cuando quería y como quería. Sus últimas obras es un canto a la belleza y a la vida. Goya empezó a buscar en sus obras a intensificar al máximo los valores matéricos y textuales para transmitir la sensación de la vida.

Autor: Carolina Caramés Posada, Licenciada en Historia, para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

Carlos Carbonell Alfonseca y Carolina Caramés Posada: “Historia de la Sordera: desde la Antigüedad hasta la Actualidad” en Nonnullus, Revista de Historia nº 10, pp 74 – 75. 2012

  1. Guijarro-Castro: “La influencia de la enfermedad neurológica de Goya en su cambio de estilo pictórico” en: Neurosciences and History 2013.

Museo del Prado: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/perro-semihundido/4ea6a3d1-00ee-49ee-b423-ab1c6969bca6

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