Educada en un ambiente meramente rural, pronto comenzó a tener problemas en la corte vienesa. El estricto protocolo bajo el que se regía la familia imperial supuso para Sissi un esfuerzo ímprobo por cumplir con éste por lo que comenzaron los verdaderos problemas entre Sissi y su suegra.

El matrimonio entre ambos no era lo que habían querido. Si bien Francisco José amaba de verdad a Sissi, esta no le correspondía de igual modo, por lo que Sissi comenzó a buscarle amantes, hecho que se podría decir entristeció al emperador.
Pese a esto el matrimonio comenzó a tener hijos nada más casarse. El primero fue una niña, Sofía, que murió a los dos años, lo que produjo en Sissi una profunda tristeza de la que nunca se recuperaría. Le siguieron Gisela y Rodolfo. Todos los hijos de la pareja fueron educados por la archiduquesa Sofía que consideraba que tenía más experiencia que Sissi a la hora de educar a los niños, ya que para Sofía, Sissi todavía seguía siendo una niña.
La última hija del matrimonio nació en 1868, diez años más tarde que Rodolfo y según se dice, Sissi mostró por su hija pequeña una adoración que no había sentido por sus otros hijos.
Sissi emperatriz, Obsesiones de la emperatriz
Como hemos dicho, Sissi no fue nada convencional. Su vida giraba en torno a un tumulto de actividades que se consideraban extremas en la corte vienesa.
Obsesionada con su físico, la emperatriz sufría lo que hoy conocemos como anorexia. Había hecho instaurar en sus aposentos un gimnasio para practicar con las anillas, paseaba durante largas horas al día hasta acabar exhausta y se obstinó en mantener la misma figura toda vida la vida a pesar de sus cuatro embarazos. Pesaba menos de 50 kilos pese a su altura de 1,72.

Por otro lado era una viajera incansable. En la isla griega de Corfú mandó construir un palacio al que ella consideraba su verdadero hogar.

Hungría fue también su obsesión. Se empeñó en aprender húngaro, que para ella era un idioma mucho más bonito que el alemán. Su incasable amor por este país la convirtió en la precursora de la unión de ambos países convirtiéndose tanto ella como Francisco José en reyes de Hungría en 1867, creándose de este modo el imperio Austro- Húngaro.

Sissi era sin duda una mujer muy culta y avanzada para su tiempo. Toda su fortuna la donó a un banco suizo para que sus familiares pudiesen vivir en el destierro. Tuvo sin duda una plena visión de futuro.

Moría así una emperatriz incomprendida para su tiempo, una mujer valiente y decidida y a la vez una mujer acosada por sus propios fantasmas. Está enterrada junto a su hijo Rodolfo y a su marido el emperador Francisco José en la Cripta de los Capuchinos, o Cripta Imperial de Viena, donde nunca quiso ser sepultada.
Autor: Lu Luengo para revistadehistoria.es
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