Apolodoro de Damasco fue un famoso arquitecto sirio que sirvió a Roma, y en concreto al emperador Trajano. Entre sus obras destacan las Termas de Trajano, los Foros, los Mercados del Quirinal, el Mercado de Trajano, la Basílica Ulpia, su archiconocidísima Columna de Trajano y el no menos famoso Puente de Trajano sobre el río Danubio.
En el año 101 el emperador Trajano decidió invadir Dacia. El objetivo era, por un lado vengar la legión aniquilada diez años atrás, en tiempos del emperador Domiciano, así como como demostrar su valía como nuevo emperador. Además, Trajano no podía permitir que un reino poderoso como la Dacia del rey Decébalo pudiese existir tan cerca del Imperio.
La primera expedición cruzó el Danubio mediante un puente de barcas, pero las 12 legiones que el emperador empleó tan sólo consiguieron a costa de muchas bajas, firmar una endeble paz en el año 102 tras el costoso asedio de la capital Dacia, Sarmizegetusa. Decébalo se rindió sin ser depuesto y los romanos dejaron guarniciones por toda Dacia. Pronto Decébalo incumplió los términos de la paz, así que Trajano volvió a cruzar el Danubio, pero ésta vez a través de un colosal puente de piedra que había ordenado construir a su arquitecto favorito, Apolodoro de Damasco.
Apolodoro de Damasco y el Puente de Trajano
Erigido al este del desfiladero conocido como las Puertas de Hierro, el puente salvaba los 800 metros de distancia que separaban ambas orillas del Danubio, en una zona en que el río tenía menos profundidad (unos respetables 15 metros…). Para ello, Apolodoro de Damasco diseñó un total de 20 arcos de madera asentados en pilares cuadrados. Cada uno de los arcos medía 52 metros y los pilares 20 metros de lado por 45 metros de alto.
La longitud total, era de 1135 metros y se elevaba 19 metros sobre el nivel del agua. En cada orilla tenía una fortificación que custodiaba cada uno de sus extremos.
El puente de Apolodoro de Damasco, fue construido con ladrillo, mortero y cemento de pozulana en un tiempo récord, entre los años 103 y 105, lo cual dice mucho en favor de las dotes del arquitecto y la logística romana. Pero lo mas importante para Trajano era el mensaje que transmitía tan colosal obra de ingeniería a los bárbaros: Roma había venido para quedarse.
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