Zenobia, viuda de Odainato, fue nombrada en el año 267 regente del reino de Palmira, una ciudad semi-independiente situada en territorio romano. Entonces se aventuró a expandir su territorio en contra de Roma, lo que le valió la fama de ser una de las mujeres guerreras más famosas de la Antigüedad.
Zenobia, Palmira, la ciudad fronteriza
Época romana: de Tadmor a Palmira
Pero la verdadera entrada de Tadmor en el plano histórico llegó con la conversión de Siria en provincia romana a mediados del s. I a.C. Los romanos transformaron la arquitectura de la ciudad y además le dieron un nuevo nombre: Palmira, “lugar de palmeras”.
Palmira hacía de frontera entre el Imperio romano y el Imperio parto, lo que le valió una posición de semi-independencia. Ello propició también que se le concedieran ciertos privilegios, como la exención pagar impuestos. Así, la ciudad se enriqueció como nunca antes y expandió su potencial mercantil.
No obstante, la paz no iba a ser perpetua: en el s.III d.C. Zenobia, reina de Palmira, decidió enfrentarse a su protectora, Roma.
La figura de Zenobia
Segunda esposa de Odainato de Palmira, Zenobia nació hacia el año 245 d.C. Huérfana, se casó muy joven, dando a su esposo dos hijos, Hairan y Wahballat. Se convirtió en regente del segundo tras el asesinato de Odairato y del primogénito, y fue entonces cuando según las fuentes decidió expandir Palmira con la esperanza de convertirla en un gran imperio.
De Zenobia se dice que era una mujer hermosa y culta, ya que conocía todas las lenguas de Oriente. Entre sus asesores se contaban el filósofo Dionisio Longino y Pablo de Samosata, obispo de Antioquía y famoso por intentar conciliar cristianismo y paganismo. Adoradora del dios solar, excelente tiradora con arco y amante de las joyas y el lujo, las fuentes la caracterizan como una mujer valiente, ambiciosa, guerrera y arrogante.