Todo indica que Teodorico nació en el año 454 d.c en las llanuras de panonia, lugar en el que los Ostrogodos se asentaron tras la muerte de Atila. Este era un territorio nominalmente bajo control del imperio bizantino, cuyo gobierno toleraba su presencia gracias a un pacto de federación, según el cual estos “bárbaros” se encargaban de la defensa de las fronteras. El linaje del que más tarde sería rey de Italia era el de los Amalos, una de las tantas facciones godas que pugnarían por el control de diferentes zonas del imperio bizantino.
Teodorico, inicios.
Teodorico, rey de Italia
El primer enfrentamiento entre el ejército de Teodorico y el de Odoacro, rey de los Hérulos, tuvo lugar en el valle del Isonzo durante el mes de Agosto del 489, teniendo como resultado la entrega de Venecia a los ostrogodos. La guerra por controlar Italia habría de durar aun cuatro años y no estaría exenta de intervenciones de otros pueblos como los burgundios en apoyo de Odoacro y los visigodos en calidad de aliados de Teodorico.
Teodorico quedo de este forma como único gobernante de Italia y tras purgar el ejército se dispuso a buscar la legitimidad de los pueblos germanos y del imperio oriental para convertirse oficialmente en el rey de la península. Con esta finalidad reunió a la asamblea de guerreros, con la intención de ser reconocido como rey por todos los pueblos reunidos bajo su mando, e inicio las negociaciones con el emperador Anastasio que lo consideraba tan solo como un gobernador sujeto a la autoridad imperial. La solución vino poco después y fue el reconocimiento de Teodorico como rey de los godos y los romanos, al mismo tiempo que el territorio de la península itálica pertenecería formalmente al imperio bizantino.
Se estableció un sistema según el cual la población goda y romana debían complementarse, reconociéndose diferentes esferas de actuación para las diferentes elites. Mientras que los romanos siguieron al frente de la burocracia y la administración los godos se ocuparon del ejército y las labores defensivas. El gobierno encabezado por Teodorico se instaló en la ciudad de Ravena, un enclave equipado con un cuerpo de funcionarios y un aparato administrativo que el nuevo monarca conocía por su larga estancia en Constantinopla. Se respetaron las instituciones romanas como el senado y se mantuvo el prestigio de los cónsules al mismo tiempo que se creaba una corte consultiva de romanos y godos en la que se integraba a grandes personalidades como los pensadores romanos Casiodoro y Boecio. Además pese al arrianismo que los ostrogodos profesaban se respetó la religión católica y la judía.
Su política exterior estaba encaminada a la consecución de su ideal de imperio germánico pero también a mantener la paz y la prosperidad en Italia. Por este motivo rehuyó los enfrentamientos bélicos y desarrolló un programa de enlaces matrimoniales de sus parientes más cercanos. De este modo llegó a dominar de manera directa sobre toda la península itálica, Sicilia, la Provenza francesa, el sur de Austria y la costa dálmata, estableciendo además una regencia en el reino visigodo y expandiendo su influencia sobre los vándalos del norte de África.
Teodorico, decadencia y final
Los últimos años del reinado de Teodorico estuvieron marcados por la decadencia y el fracaso del proyecto imperial. Tras la subida al trono imperial de Justino I los arrianos de oriente comenzaron a ser perseguidos con gran crueldad, al mismo tiempo que en Italia se iba conformando un autentico partido pro-bizantino que contaba con el apoyo oficial de la administración imperial, l que genero que las relaciones con Bizancio fueran cada vez más tensas. Tras varias conspiraciones descubiertas, como la del patricio Albino, Teodorico se dejo llevar por un espíritu conspiranoico en base al cual se encarcelaron a numerosas personalidades de la administración y la cultura como a Boecio.
El proyecto internacional del imperio germánico había fracasado y con él el proyecto de convivencia entre sociedades y religiones. Algunas fuentes indican que en sus últimos días Teodorico prohibió el catolicismo, dando tres días a los no arrianos para convertirse, aunque este decreto nunca llego a entrar en vigor por la muerte del monarca el 26 de agosto del 526 a causa de la disentería. En los últimos momentos de su vida nombró como sucesor a su nieto Atalarico, un niño que no pudo mantener bajo la regencia de su madre el domino de un reino ya envuelto en numerosas luchas internas. Se abrió entonces un periodo de guerras civiles que fue aprovechado por Justiniano para hacerse con el control de Italia, hecho que Teodorico ya se temía durante sus últimos días.
Autor: Luis Quiñones García para revistadehistoria.es
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