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Tarquinio el Soberbio: la caída del último Rey de Roma

Tarquinio el Soberbio: la caída del último Rey de Roma

Tarquinio el Soberbio, conocido en latín como Lucius Tarquinius Superbus, marcó un punto de inflexión decisivo en la historia de Roma.

Su reinado, que se estima ocurrió aproximadamente entre los años 535 y 509 a.C., representa no solo el final de la monarquía en Roma, sino también el comienzo de una nueva fase en la organización política y social de la ciudad: la República.

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Tarquinio el Soberbio: la caída del último Rey de Roma

Para entender la figura de Tarquinio el Soberbio, es necesario contextualizar el período en el que vivió. Roma, en aquel entonces, era una ciudad-Estado en constante evolución, rodeada de otras culturas como los etruscos al norte y los latinos y sabinos en las regiones circundantes. La monarquía romana no era hereditaria en el sentido estricto; los reyes eran elegidos por los patricios, la aristocracia romana, y ratificados por los comicios curiados, una asamblea de ciudadanos.

Tarquinio el Soberbio ascendió al trono en circunstancias poco claras, posiblemente tras el asesinato de su suegro, Servio Tulio, lo que ya presagiaba el carácter violento y autoritario de su reinado. A diferencia de sus predecesores, Tarquinio no buscó la aprobación de las asambleas para sus decisiones, gobernando de manera unilateral y despreciando las instituciones y rituales romanos.

El reinado de Tarquinio estuvo marcado por importantes obras públicas, como la finalización del templo de Júpiter en el Capitolio, un proyecto iniciado por su predecesor. Estas construcciones no solo demostraban su poder, sino que también servían para emplear a los plebeyos y así mantenerlos alejados de la política. Sin embargo, estas obras se financiaron a través de impuestos pesados y trabajos forzados, lo que aumentó el descontento entre la población. También es conocido por la compra y la anécdota de los libros sibilinos.

En el ámbito militar, Tarquinio fue un líder ambicioso, expandiendo el territorio romano y enfrentándose a ciudades vecinas como Gabii, a la cual sometió mediante estrategias engañosas. Estas campañas militares fortalecieron temporalmente su posición en Roma, pero también sembraron resentimientos duraderos.

El punto de quiebre llegó con un evento trágico y emblemático: el episodio de Lucrecia. Según la tradición, Lucrecia, una noble romana, fue violada por Sexto Tarquinio, hijo del rey. Este acto atroz provocó una revuelta encabezada por Lucio Junio Bruto y Colatino, el esposo de Lucrecia. La indignación popular por este crimen, sumada al descontento acumulado durante su gobierno, llevó a la expulsión de Tarquinio el Soberbio y de su familia de Roma.

La caída de Tarquinio el Soberbio no fue solo el fin de su reinado, sino también el fin de la monarquía en Roma. En su lugar, se instauró la República, un sistema de gobierno que introdujo dos cónsules elegidos anualmente, restringiendo así el poder absoluto que los reyes habían ejercido. Esta transición no fue simplemente un cambio de líderes, sino una profunda transformación en la estructura política de Roma, sentando las bases para el desarrollo de una de las civilizaciones más influyentes de la historia antigua.

La figura de Tarquinio el Soberbio, por tanto, trasciende su propio reinado. Representa un momento crucial en el que Roma decidió dar un giro hacia un sistema de gobierno más inclusivo y representativo, aunque todavía limitado a una parte de su población. Su caída simboliza el rechazo a la tiranía y el inicio de un camino hacia formas más complejas y sofisticadas de gobierno, un camino que continuaría evolucionando durante siglos en el corazón de Roma.

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