Sofonisba, muerte antes que esclavitud

Dos frases resumen perfectamente el personaje de Sofonisba, por un lado, una seductora, cercana a la femme fatale ; por un otro, una enemiga de Roma prefiriendo la muerte a una cautividad humillante:

“Era hermosa, astuta y capaz de tomar a alguien de rehén”[1].

“Masinisa, no me entregues viva a los Romanos”[2].

La joven y hermosa Sofonisba, princesa cartaginesa, es famosa por su muerte heroica, recogida en áreas tan variadas como la pintura, la ópera y el cine. Comparte la misma suerte trágica que Cleopatra o Lucrecia[3].

Sofonisba, una princesa nacida en la tormenta de las guerras púnicas

Nacida en Cartago e hija de un general influyente de esta misma ciudad – Asdrúbal – no conocemos la fecha de nacimiento de Sofonisba con certeza pero las/los historiadoras/es la sitúan hacia 220 a. C. [4]. La joven nace pues en una época turbulenta puesto que Cartago está al borde de la guerra con Roma.

La patria de Sofonisba, situada en la Túnez actual, está al frente de un imperio considerable pues domina una parte de España, Sicilia, Córcega y Cerdeña. Derrotada una primera vez por los Romanos en 241, durante la Primera Guerra Púnica, Cartago conquista nuevos territorios en la Península Ibérica gracias a la familia de los Barcides. El general Aníbal Barca provoca a Roma cuando asedia a la ciudad de Sagunto, aliada a los Romanos, en 215.  Las dos potencias se declaran la guerra y Aníbal consigue victorias clamorosas en Italia.

El padre de Sofonisba era un soldado famoso y perteneciente a una familia ilustre, encargado de misiones diplomáticas y militares. La infancia de Sofonisba es desconocida pues los acontecimientos militares llaman la atención de los autores antiguos. Aparece en los relatos cuando su padre decide casarla.

Sirviendo a los intereses de Cartago

Durante la guerra, Cartago recurre a sus aliados y quiere aliarse con el rey númida Sifax, aliado de Roma, cuyo reino es contiguo al territorio cartaginés. Asdrúbal es encargado por Cartago para desatar al rey númida de Roma, y le propone un matrimonio con su propia hija, Sofonisba, de trece o catorce años de edad. Esta unión por razones políticas es necesaria por los reveses que Cartago sufre en España a manos de Publio Cornelio Escipión. Cartago teme que Escipión se sirva de la alianza númida para desembarcar en África. Sifax, perdidamente enamorado, según las fuentes, acepta la alianza cartaginesa y el matrimonio con Sofonisba hacia el 205. La princesa cumple un deber propio de otras princesas o aristócratas romanas[5] ; no conocemos sus sentimientos respecto a su esposo, pero es seguro que lucha con él contra Roma.

Las fuentes nos dicen que Sofonisba recibió el encargo de su padre de procurar que Sifax luche al lado de Cartago y suspenda sus relaciones con Roma. No sabemos si estas “acusaciones” son ciertas o no[6] ; poseemos solamente los testimonios de autores griegos y romanos quienes reprochan a Sofonisba sus malos consejos. La reina obedecía a las directrices de su padre y de Cartago como Escipión obedece a las órdenes del Senado ; la derrota de su patria hubiera implicado su esclavitud o su muerte. Es probable que Sofonisba haga uso de su influencia sobre su esposo porque era un aliado poco fiable, como lo testimonia su sumisión reciente a Cartago y su traición a Roma.

La pasión de Masinisa

La mudanza de Sifax era una mala elección. En efecto, algunos años después del matrimonio con Sofonisba, los Romanos desembarcan en África gracias a su otro aliado númida, Masinisa. El reino de este último había sido conquistado por Sifax. En 204, Masinisa está al lado de los Romanos y dirige una caballería cuya eficacia será demostrada en los enfrentamientos futuros. Afronta a Sifax y a Asdrúbal y los derrota. El marido de Sofonisba es capturado.

Mientras está siendo entregado a Escipión, Masinisa se dirige hacia Cirta, capital del reino de Sifax, donde se encuentra Sofonisba. Sin duda avisada por mensajeros, la reina va al encuentro del vencedor. Se arrodilla y pide a Masinisa ser sustraída a los Romanos[7]. El vencedor está conmovido por la belleza y la angustia de la joven reina. Decide casarse con Sofonisba para sustraerla a la ira de Escipión. Ignoramos los sentimientos de la joven una vez más porque las fuentes se concentran en Masinisa y Sifax e hicieron de su esposa una “manipuladora” sirviéndose de sus encantos para obtener la protección de hombres influyentes. El caso es que Sifax, al corriente del matrimonio, acusa ante Escipión a su esposa de haberle inducido a traicionar a su alianza con Roma y predice la misma suerte a su rival.

Cuando Masinisa es recibido por Escipión, este último le reprocha su matrimonio con una enemiga de los Romanos y le ordena entregar a Sofonisba para desfilar como prisionera en Roma. Abrumado, Masinisa opta por cumplir su promesa : hace llegar veneno a su esposa, la cual lo bebe sin dudarlo. Muere libre y va a ser una leyenda por su gesto heroico.

Una muerte heroica

La historiografía aporta pocos elementos sobre Sofonisba ya que sólo se la menciona  cuando es útil para la narración histórica. Varios autores tratan de su muerte pero de manera distinta. Pero el punto en común de todas las narraciones es la muerte trágica de Sofonisba, que ha inspirado artistas y dramaturgos[8].

Así, en los autores de la Edad Media, la belleza y la sensualidad de la reina se inspiran en la narración de Tito Livio y Apiano. En el siglo XVII, las tragedias dedicadas a Sofonisba subrayan su gesto heroico y la enfrentan a Sifax, un rey que acepta su suerte[9]. Figura en las Mujeres Ilustres de Jorge de Scudéry donde el favorece a Masinisa, un rey enamorado que prefiere la alianza romana a su esposa y puede sobrevivirle numerosos años[10]. Sofonisba supera entonces en fama a sus maridos y se convierte en una igual de Escipión, el hombre que quería humillar a esta enemiga de Roma[11].

La pintura se apodera de la reina y representa infaliblemente su suicidio. Está figurada con una copa de veneno en la mano, enviada sin duda por Masinisa que no está presente. Su postura está llena de resignación. Se reúne así con Lucrecia y Cleopatra, mujeres famosas en la pintura por su muerte heroica, evitando la deshonra.

El cine se adueña igualmente de Sofonisba. La película de Carmine Gallone, Escipión el Africano, está inspirada en Tito Livio: la reina se arrodilla a los pies de Masinisa y le pide que le ahorre la esclavitud. Mientras tanto, Sifax encadenado acusa a la belleza y a la juventud de Sofonisba y desea una suerte fatal a su rival. Censurado por Escipión el cual le asegura que “la hija de Asdrúbal no lo quiere”, Masinisa le proporciona una copa de veneno como “regalo de boda” . Sofonisba toma el veneno y cubre su cara frente al público.

La muerte heroica de Sofonisba quedó grabada en la memoria de sus contemporáneos[12]. Su fama cambió a través de las edades : femme fatale en las narraciones de los autores antiguos quienes ven en ella a una enemiga peligrosa de Roma, se convierte en mujer heroica en las tragedias de la época moderna. Por fin, el cine reúne los dos aspectos del personaje en la persona de la actriz Francesca Braggiotti: prefiere la muerte a la humillación, como Cleopatra después de ella. Sin su suicidio trágico, es probable que Sofonisba no hubiese formado parte de estas mujeres famosas de la Antigüedad.

Autora: Estelle Berlaire Gues para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

Camps Gabriel, África del Norte al femenino, 1992.

García Amutxastegi Iratxe, “Las figuras femeninas en Púnica de Silio Italico : el caso de Sofonisba y de Asbite”, Arenal, 16 : 2, julio-diciembre 2009, p. 331-351.

González Rolán T., La Cartaginesa Sofonisba ( c . 218-203 a. C. ), un ejemplo de patriotismo, fortaleza de ánimo y dignidad personal”, Asparkía, 25, p. 147, 2014.

Thouret Clothilde, “La trahison dans les Sophonisbé sur les scènes italienne, française et anglaise aux XVIè et XVIIè siècles”, Seizième Siècle, 5, n°1, p. 93-114, 2009.

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