Robespierre y el Terror Jacobino
Tras el intento de fuga al extranjero del Rey y su familia, para unirse a los enemigos de Francia, la conocida como fuga de Varennes , la monarquía quedó gravemente desprestigiada. A pesar de que la facción monárquica trató de afirmar que el monarca había sido secuestrado, finalmente, ya durante el período de vigencia de la Constitución de 1791 y la Asamblea Legislativa, bajo la presión de la guerra, la verdad no se pudo ocultar más tiempo.
Fueron los Sans-culottes, el pueblo más humilde de París, el que asaltó el palacio de las Tullerías y obligó a la familia real a refugiarse en la Asamblea. Era agosto de 1792. El día 13 el rey y su familia son encarcelados en la Prisión del Temple.
El rey Luis XVI “Capeto” será guillotinado el 21 de enero de 1793. Los fracasos en la guerra, el desabastecimiento y la rebelión monárquica de La Vendeé impulsaron una radicalización de la Convención, instaurándose un Comité de Salvación Pública que se convirtió prácticamente en un gobierno dentro de la Convención. Finalmente las masas populares, los Sans-culottes, instigados por los jacobinos se sublevaron contra la Convención Girondina. El 2 de junio toman la asamblea y detienen a los líderes girondinos. Todo el poder quedaba en manos de los jacobinos, liderados por Maximilian Robespierre.
Estos van a tomar medidas de extrema urgencia y van a aprobar una nueva Constitución democrática que garantiza más derechos y libertades para los franceses pero que sin embargo nunca llegará a entrar en vigor. Entonces, una situación de peligro inminente se cierne sobre la joven república que está a punto de desintegrarse: los ejércitos extranjeros entran en Francia y, en el interior, a la rebelión anteriormente citada se suma una nueva en la Gironda. Marat es asesinado por Charlotte Corday el 13 de julio. La situación económica no hace más que empeorar y es entonces cuando el comité es renovado y el 27 de julio Robespierre se hace con el control absoluto del poder, instaurando rápidamente una sangrienta dictadura que, de forma contradictoria a sus propias doctrinas demócratas, violaba los más elementales derechos humanos. En la región de La Vendeé, dónde se vivía una auténtica guerra civil entre el gobierno y los campesinos monárquicos se produjeron matanzas masivas que podrían considerarse, a día de hoy, como un auténtico genocidio.
Danton y otros revolucionarios creyeron que el terror había llegado demasiado lejos y se opusieron a Robespierre. Entonces este, en aplicación de su teoría del gobierno revolucionario ( la virtud sin terror no sirve de nada) acusó a los más radicales de corrupción y a los “indulgentes” de traición, consiguiendo mandarlos a la Guillotina. Saturno había devorado a sus hijos. Robespierre comenzó a presentar síntomas de paranoia y delirios de grandeza: instauró el culto al Ser Supremo del que él mismo sería Sumo Sacerdote. La represión fue en aumento, sobre todo a partir de la ley de 22 pradial del año II (10 de junio, 1794), que suprimía cualquier garantía procesal para el investigado, la conocida también como “Ley de Sospechosos”.