El sujeto presenta una herida punzante de flecha en la parte izquierda de la espalda que afectó a una arteria y provocó una hemorragia interna aguda. La punta de la flecha estaba dentro del cuerpo pero el asta no se encontró por lo que se piensa que, tras ser herido y estar en el suelo, intentaron arrancar la flecha de su cuerpo, bien el atacante para recuperar la flecha, bien un compañero para intentar ayudarlo. De ahí también la extraña postura del cuerpo.
La víctima presentaba una herida contusa en la parte posterior de la cabeza (zona interior de la nuca). Esta herida fue hecha casi inmediatamente antes de fallecer aunque es imposible determinar si fue provocada por una agresión o por una caída.
Asimismo, se encontraron restos de sangre pertenecientes a cuatro individuos distintos: en la capa protectora que portaba el individuo, en la hoja de su cuchillo y los otros dos restos, en sendas puntas de flecha (que fueron extraídas de los cuerpos para volver a usarlas).
Ötzi: Historia de un homicidio
Conclusión: Parece que el sujeto se enfrentó violentamente a varios individuos, mató a dos de ellos, fue herido en la mano y tuvo algunas laceraciones más en otras partes del cuerpo, extrajo las flechas de los cuerpos de sus adversarios y huyó.
Este informe, que parece sacado de un capítulo de CSI, es un breve resumen de las conclusiones extraídas de los análisis realizados a la momia más antigua de Europa, Ötzi, llamado así por haberse encontrado su cuerpo en las montañas que circundan el valle de Ötz (Los Alpes) en 1991. Los excursionistas que encontraron el cadáver pensaron que estaban ante un montañero muerto hacía relativamente poco tiempo, dado el asombroso buen estado en el que se encontraba el cuerpo. No se les pasó por la cabeza que nuestro amigo hubiera vivido hace 5.300 años, en plena Edad del Cobre.
Ötzi medía 1,60 m. aproximadamente, pesaba unos 50 kilos, tenía el pelo moreno y unos 45 años de edad cuando murió. Todo indica que vivió en el sur de los Alpes durante toda su vida.
La calidad y variedad de las herramientas que poseía, indican un estatus social alto, confirmado por la presencia de un hacha de cobre. Las herramientas de cobre estaban reservadas para unos pocos privilegiados como símbolo de prestigio y poder.
Las especulaciones sobre la profesión de Ötzi son muy variadas: Cazador (por la diversidad y calidad de las armas), pastor de montaña (por la configuración de los huesos de las piernas y la pelvis) o herrero (por los restos de arsénico y cobre encontrados en sus cabellos y por la altísima calidad del cobre de su hacha). No hay nada seguro, aunque las hipótesis no tienen por qué ser excluyentes. Hay muchas probabilidades de que fuera un herrero (la presencia de arsénico y cobre en el pelo es demasiado significativa). El hecho de que viviera en una zona tan montañosa justificaría la peculiar configuración de los huesos de las piernas y la cadera (y no se han encontrado pruebas de que tuviera contacto asiduo con ningún tipo de ganado). La variedad y calidad del armamento se debería, además de a un alto status social, a que estamos en una época peligrosa, en la que todos debían saber cazar y defenderse de los continuos peligros.
En lo que respecta a su salud, parece que pudo padecer disentería, artritis (lo que explicaría los numerosos tatuajes presentes en su cuerpo), tenía los pulmones muy deteriorados por el humo de las fogatas, la nariz y algunas costillas muestran roturas antiguas ya soldadas y se piensa que pudo estar afectado por la enfermedad de Lyme por la picadura de una garrapata. Para completar el cuadro, Ötzi tenía caries y los dientes muy desgastados, además de sufrir periodontitis.
Todo esto y mucho más sabemos hoy de Ötzi y es probable que muchas más cosas se consigan averiguar en el futuro pero hay dos incógnitas que nunca se sabrán: Quiénes fueron sus atacantes y porqué lo mataron. Después de todo, esto no es un episodio de CSI. Es la vida real y en la vida real, muchos homicidios quedan sin resolver.
Autor: José Francisco Sánchez Durán para revistadehistoria.es
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