Ostia, a escasos 35 kilómetros de Roma, dominaba la desembocadura del río Tíber, y se convirtió, tras las colosales obras de remodelación, en el principal puerto de Roma.
Ostia, Portus Romae
El problema de Ostia era su estrechez y poca profundidad a causa de los meandros del río Tíber, que obligaba a las embarcaciones a transvasar sus mercancías en alta mar a otras de pequeño calado, que a su vez remontaban el Tíber hasta Roma. Además de ineficiente, provocaba no pocos accidentes y naufragios.
Pero aún distaba mucho de la perfección, pues en el año 62 una gran tempestad hundió dentro del puerto una gran flota cargada de trigo.
Por ello, hacia el año 113, el emperador Trajano diseñó un nuevo puerto con algunas innovaciones importantes. En vez de semicircular, era exagonal, lo unió al puerto de Claudio, y, muy importante, construyó la “Fosa de Trajano”, un canal que unía el nuevo puerto directamente con el río Tíber (El actual canal de Fiumicino).
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