Con la caída de Francia en 1940, Alemania no solo eliminaba a unos de sus grandes enemigos si no que ahora tenía más cerca a Gran Bretaña, hasta ese momento el único que mostraba resistencia.
Después de intentar hacer claudicar a los británicos desde el aire a base de bombardeos, los alemanes pasaron a la segunda opción, hacerlo por mar.
Debido a sus grandes dimensiones solo dos puertos estaban preparados para albergar al coloso alemán en caso de necesitar algún tipo de reparación: uno se encontraba en los fiordos noruegos y el otro estaba situado en la desembocadura del río Loira en la costa atlántica de la Francia ocupada.
Con el objetivo de que los alemanes no pudieran utilizar el puerto de Saint-Nazarie como posible punto de reparación y consiguiendo de paso que el Tirpitz no fuera destinado al Atlántico, los británicos decidieron lanzar la Operación Chariot.
Operación Chariot
Llegados al puerto, estrellarían el destructor contra la esclusa del dique seco, el único de la zona capaz de albergar el Tirpitz, después los comandos destruirían las instalaciones del puerto. Al terminar la misión embarcarían de nuevo en las lanchas y ocho horas después el Campbeltown estallaría por aires destruyendo por completo el dique.
No sería un plan fácil de realizar. Tendrían que atravesar el mar sin ser detectados, aun así tendrían hacer frente a las defensas alemanas desplegadas en ambas orillas del río Loira y después de remontar el río a las tropas que ocupaban el puerto, uno 5000 efectivos con el apoyo de las defensas costeras y artillería antiaérea.
El 26 de marzo de 1942 partió la misión compuesta por 3 destructores, 18 lanchas motoras y 611 comandos y cubierta desde el aire por varios cazas Spitfire.
La mañana del día siguiente detectaron la presencia de un submarino alemán al que persiguieron pero no lograron darle caza. Con certeza el submarino daría el aviso de la aproximación de los británicos pero incomprensiblemente no mandaron efectivos a interceptarla
Al atardecer, justo cuando se aproximaban a la desembocadura del Loira, los dos destructores que servían de escolta se retiraron. Con la oscuridad de la noche la fuerza aérea británica ejecuto su maniobra de distracción bombardeando el puerto facilitando de esta manera que los comandos remontaran el río sin ser descubiertos.
Después de esquivar los peligrosos tramos de poca profundidad y no ser avistados desde el faro, a la 1:20 de la madrugada y a escasa distancia del su objetivo fueron descubiertos por los alemanes. Los británicos aún guardaban un as en la manga. Un marinero entrenado en el uso del código de señales alemán hizo creer a los nazis que eran un convoy del Reich en misión secreta ganando de esta manera tiempo.
El falso torpedero alemán comenzó a exprimir su motor a medida que se acercaba a su objetivo. Los nazis al principio sorprendidos acabaron descubriendo el engaño y abrieron fuego. A pesar de la lluvia de fuego recibida por el destructor, éste consiguió estrellarse contra la esclusa principal del dique seco.
Los comandos supervivientes del destructor saltaron a tierra para poder defenderse mejor y establecer una salida segura. El resto de comandos, los que viajaban en las lanchas, al mando del coronel Newman se empeñaban con esmero en cumplir las misiones encomendadas. Mientras eliminaban las instalaciones portuarias asignadas y colocaban todas las cargas explosivas posibles en los barcos del puerto continuaban batiéndose el cobre con los alemanes.
Pero los alemanes se repusieron de la sorpresa inicial y poco a poco fueron ganando terreno a los comandos, consiguiendo hundir una de las lanchas que intentaban escapar río abajo.
La huida por el río se hacía casi imposible, solo una de las lanchas consiguió hacerlo junto a la cañonera del capitán de corbeta Ryder que dirigía las operaciones marítimas. Los comandos que habían quedado en el puerto tomaron la decisión de tratar escapar por tierra intentando llegar a España y desde ahí alcanzar Gibraltar. Pero fue inútil, uno a uno los grupos fuero cayendo en manos alemanas a excepción de un grupo de cinco hombres que sí consiguieron llegar a España.
Aún quedaba una sorpresa más para los alemanes que no consiguieron averiguar a pesar de sus interrogatorios. A las 10 de la mañana mientras era revisado por los alemanes, los temporizadores llegaron al final de su tiempo haciendo explotar por los aires el Campbeltown destruyendo el dique y llevándose la vida de cuarenta alemanes.
La misión fue un éxito para los británicos a pesar del gran numero de de bajas y prisioneros. El dique no pudo volver a ser utilizado durante el resto de la guerra evitando de esta forma el despliegue de grandes barcos alemanes en el Atlántico. Por esta misión fueron concedidas 3 condecoraciones de la Cruz Victoria al coronel Newman, y a los capitanes de corbeta Ryder y Beattie y otras dos a título póstumo.
Autor: Ignacio Pérez Pascual para revistadehistoria.es
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