Con todo, no podemos dejar de apreciar su importancia en el contexto de la Macedonia antigua, no sólo como madre de Alejandro, quien a su muerte sería venerado como un dios, sino como una mujer que traspasó los roles de género que tradicionalmente asignamos a la Grecia antigua.
Olimpia de Épiro: origen y llegada a Macedonia
Nacida hacia el año 375 a.C. y de nombre Polixena, era hija de Neptolemo I de Épiro, rey se los molosos. Su lugar de nacimiento se situaba al noroeste de Grecia y era una tierra fundamentalmente dedicada a la agricultura.
Huérfana de padre y madre, se crió al cuidado de su tío Arribas, sucesor de Neptolemo. Con 19 años marchó a Macedonia, donde contrajo matrimonio con el rey Filipo II, cambiando su nombre por el de Myrtale y convirtiéndose en su esposa principal (que no primera).
Años después volvió a cambiar de nombre, adoptando el de Olimpia en honor a la victoria obtenida allí por los caballos de su esposo el mismo día del nacimiento de Alejandro.
Tu navegador no admite iframes AMP.
Olimpia de Épiro: acción política y otras intrigas
La vida de Olimpia de Épiro fue más allá de la reclusión doméstica tradicionalmente asignada a las mujeres griegas. En política, su objetivo principal fue el de asegurarse de que su hijo Alejandro ocupase el trono de Macedonia una vez muerto Filipo. Se trataba de un camino lleno de obstáculos.
Si bien los griegos consideraban a los macedonios, a pesar de ser muy parecidos a ellos, como unos bárbaros -lo que haría que tanto Filipo como Alejandro tuvieran siempre dificultades en su intento de unificar los pueblos griegos y expandirse hacia otros territorios-, lo mismo ocurría entre Macedonia y Épiro.
Cierta parte de la corte macedónica siempre vio a Alejandro como a un bastardo real hijo de una extranjera, y por tanto no merecedor del trono. Por otro lado, Olimpia de Épiro no era la única esposa de Filipo y Alejandro no era su único hijo varón, por lo que cualquier cambio de opinión o favorito en el monarca podía hacer perder al futuro Magno su posición.
Además de sus juegos políticos, Olimpia de Épiro estuvo toda su vida rodeada de rumores e intrigas. Existía la sospecha de que tenía amantes, de que participaba en orgías y de que tenía inclinación por las serpientes domesticadas, afición proveniente del culto tracio primitivo.
En el año 337 a.C. Filipo II decidió repudiar a Olimpia de Épiro que dejó de ser reina para ocupar solamente el papel de madre del heredero. El monarca macedonio contrajo entonces matrimonio con Cleopatra-Eurídice, sobrina de su amigo Atalo, oficial del ejército.
En ese momento Olimpia de Épiro decidió regresar a su lugar natal, Épiro, donde ya gobernaba su hermano. Al mismo tiempo, la posición preeminente de su hijo se tambaleaba: si Cleopatra y Filipo tenían un hijo, el monarca podía decidir darle a éste el primer puesto en la sucesión dinástica, con lo que el objetivo por el que Olimpia había luchado no se cumpliría.
Olimpia de Épiro: muerte de Filipo y regreso a Macedonia
A finales del año 336 a.C. Filipo II moría asesinado, hecho que hizo que Olimpia de Épiro regresara a Macedonia, al parecer sin mostrar tristeza. Empezaron a extenderse los rumores de que la antigua reina había provocado la muerte del rey para favorecer a Alejandro, más cuando poco después fallecieron Cleopatra y la criatura que ésta había tenido con Filipo.
Si bien no hay nada claro con respecto a la muerte de Filipo, el asesinato de su última esposa y de la descendencia de ambos sí parece que fue obra de Olimpia de Épiro. Según nos cuenta Justino, Alejandro habría reprochado esta acción a su madre, aunque más tarde él mismo mandó ejecutar a todas aquellas personas relacionadas con Filipo y Cleopatra que habían sido colocadas en puestos de importancia en el reino.
En el año 334 a.C. Olimpia de Épiro se despidió de su hijo, que marchaba a la conquista de Asia, quedando como principal gobernante del reino. En su contra tenía a Casandro, miembro de la corte que había sido favorable a Filipo, que recelaba de Alejandro y que intentó deshacerse de ella por distintos medios.
La muerte de Alejandro la dejó sola. Intentó entonces garantizar la subida al trono de su nieto Alejandro, hijo del Magno y de Roxana. Pero Casandro aprovechó la coyuntura de indefensión de Olimpia de Épiro para cargar contra ella, consiguiendo que fuese ejecutada en el año 315 a.C.
El legado de Olimpia de Épiro
A pesar de la poca documentación con la que contamos para hablar sobre Olimpia de Épiro y los pocos trabajos historiográficos que su vida ha generado, lo cierto es que se trata de un personaje que provoca curiosidad y controversia. De ella se nos ha transmitido la imagen de una mujer vengativa, sibilina y ambiciosa, imagen no sólo presente en las crónicas de sus enemigos sino también en recreaciones actuales como la película Alexander de Oliver Stone, donde la personifica Angelina Jolie.
Tu navegador no admite iframes AMP.
¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí
Suscríbete a Revista de Historia y disfruta de tus beneficios Premium