En una época de profundas crisis y turbulencias, el Imperio Romano encontró en Diocleciano a un emperador decidido a enfrentar los desafíos de su tiempo con una serie de reformas audaces y una visión pragmática del poder.
Nacido como Diocles en el año 244 en Salona, una ciudad en la provincia romana de Dalmacia, Diocleciano emergió de orígenes humildes, un hecho que contrastaba con la mayoría de los emperadores romanos de su época.
Su ascenso al trono imperial en el año 284 marcó el comienzo de un periodo de transformación para el Imperio, que había sufrido décadas de inestabilidad política, crisis económica y amenazas externas…