En la madrugada del 6 de junio de 1944, las playas de Normandía se convirtieron en el escenario de uno de los episodios más decisivos de la Segunda Guerra Mundial.
Conocido como el Día D, el desembarco en Normandía marcó el comienzo de la liberación de la Europa occidental del dominio nazi. Este monumental esfuerzo bélico, planeado meticulosamente durante meses, no solo representó la valentía y el sacrificio de las fuerzas aliadas, sino también una compleja operación logística que cambió el curso de la historia.