Una de las construcciones más imponentes y emblemáticas de la Segunda Guerra Mundial fue el denominado Muro Atlántico. Esta fortificación, que se extendía a lo largo de más de 2600 kilómetros desde Noruega hasta la frontera entre Francia y España, fue ordenada por Adolf Hitler como respuesta a la inminente amenaza de invasión de las fuerzas aliadas.
Tras el colapso del Afrika Korps y la evacuación de las fuerzas del Eje de Túnez, Rommel regresó a Alemania, enfrentándose al descontento de Hitler y a una revisión crítica de su carrera. No obstante, su reputación como estratega competente lo mantuvo en consideración para roles importantes.
En noviembre de 1943, Rommel fue asignado al “Grupo de Ejércitos B” en Francia con la tarea específica de inspeccionar y mejorar las defensas del Muro Atlántico. Este muro estaba destinado a ser la primera línea de defensa contra una invasión aliada, pero al llegar, Rommel encontró que las obras eran insuficientes y las estrategias defensivas, dispersas y descoordinadas…