Nínive: La Joya del Tigris y el Esplendor Asirio
El rey Senaquerib
Senaquerib fue un rey de Asiria que gobernó desde el 705 a.C. hasta su muerte en el 681 a.C. También fue rey de Babilonia entre 705 y 703, y nuevamente desde 689 a.C. hasta su muerte. Era hijo y sucesor de Sargón II, y durante su reinado estuvo involucrado en constantes conflictos en todo el Creciente Fértil, luchando contra Elam, Urartu y Egipto.
Una de las campañas más notables de Senaquerib fue la campaña del Oeste en el 701 a.C., en la que sometió a los sublevados contra el yugo asirio en Siria y el Levante mediterráneo. Sin embargo, a pesar de sus victorias, no logró tomar Jerusalén. Según el relato bíblico, un ángel de Yahvé mató a 185,000 hombres en el campamento de los asirios en una noche, obligando a Senaquerib a regresar a su país.
Senaquerib murió asesinado por dos de sus hijos en una revuelta palaciega. Fue sucedido y vengado por su hijo menor y heredero designado, Asarhaddón.
Una ciudad culta
Nínive también era un centro de aprendizaje y cultura. La Biblioteca de Asurbanipal, ubicada en la antigua ciudad asiria de Nínive, es conocida por ser una de las más grandes de la antigüedad. Fue iniciada por el rey Sargón II, que reinó desde el 722 al 705 a.C., y luego ampliada por el rey Asurbanipal (669-627 a.C.). Esta biblioteca albergaba una extensa colección de tablillas de arcilla, llegando a reunir hasta 22,000 tablillas, que fueron encontradas bajo los escombros del palacio real en Nínive.
La biblioteca es famosa por su diversidad de temas, que incluyen gramática, listas oficiales de ciudades, tratados de matemáticas y astronomía, libros de magia, religión, ciencias, arte, historia y literatura. Una de las obras más famosas de la biblioteca es el Poema de Gilgamesh, considerada como la obra narrativa más antigua de la humanidad. Además, en ella se encontraron textos que permitieron profundizar el conocimiento del idioma acadio y sugirieron la existencia de otro idioma mesopotámico escrito con caracteres cuneiformes, el sumerio.
Asurbanipal, además de ser un reconocido comandante marcial, era un intelectual que sabía leer y escribir, y un apasionado coleccionista de textos y tablillas. Envió escribas a todas las regiones del Imperio neoasirio para recopilar textos antiguos y contrató a eruditos y escribas para copiar textos, principalmente de fuentes babilónicas.