Conocido por sus saqueos de plata a los barcos españoles, Francis Drake fue un explorador inglés muy temido en siglo XVI. En 1589, tras haber saqueado el puerto de Nombre de Dios en Panamá, la ciudad de Cartagena de Indias o haber atacado la colonia de San Agustín años atrás, fue enviado por la reina de Inglaterra a Santander a modo de venganza por la Armada Española, conocida como la invencible, que pretendió atacar a los ingleses.
La Contra Armada, el gran fracaso inglés en contrapartida del fracaso de la Armada Invencible, pretendía derrotar a la monarquía española con su gran flota de navíos y sus curtidos corsarios. Santander fue el lugar elegido para el ataque, pues era allí donde se concentraba buena parte de la Armada Española.
No se trataba de un ataque casual o de un grado menor de importancia, pues las intenciones de Isabel eran las de ocupar el trono en Lisboa con la fuerza a modo de golpe de estado, con el fin de arrebatar el trono a Felipe II y poner en su lugar al prior de Crato, don Antonio, además de hacerse con las Islas Azores y potenciar su hegemonía en el control de América, sin menospreciar el afán que tenían por el saqueo. Pero para Drake la mejor idea era desembarcar en el puerto de La Coruña, que a priori parecía un lugar más indefenso y lo consideraban mejor lugar para el descenso hacia Portugal. Desobedeció por tanto las órdenes de la reina Isabel, y también cometió un grave error que no pudo subsanar de ningún modo.
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