María de Aragón era hija de los Reyes Católicos naciendo en Córdoba el 29 de junio de 1482. Fue reina de Portugal desde 1500 a 1517.
Igual que sus hermanos, pasa su infancia en una zona cercana a Granada, donde sus padres estaban luchando para conquistar el último reducto musulmán que aún quedaba en la Península.
Así, cuando tenía 8 años, en 1490, vio marcharse a su hermana mayor, Isabel, de 20 años, a Portugal para casarse con el príncipe Alfonso. Poco después verá también la vuelta de su hermana viuda. Seis años más tarde, cuando tenía 15, ve a su hermana Isabel marcharse de nuevo a Portugal para desposarse con Manuel I.
En aquel momento no se imaginaba que en un futuro cercano le tocaría a ella casarse con el marido de Isabel. Antes de contraer matrimonio con el viudo de su hermana Isabel, verá casarse a su hermano Juan y a su hermana Juana. También vivió la escena de la muerte de su hermano Juan, de Isabel y de su sobrino Miguel. Sus padres, a pesar de tanta desgracia, continuaron con su política matrimonial y acordaron el enlace de María con el rey viudo Manuel I de Portugal.
María de Aragón, hija de los Reyes Católicos y Reina de Portugal
Ya en 1495, cuando murió Juan II de Portugal, padre del príncipe Alfonso y suegro de Isabel, María de Aragón fue ofrecida al nuevo monarca Manuel I, pero el rey la rechazó alegando lo pactado en el Tratado de Alcazobas: el matrimonio debía celebrarse entre el heredero lusitano y la primogénita castellana, es decir que el portugués quería casarse con la viuda de su sobrino Alfonso.
María de Aragón no es muy conocida, a pesar de ser hija de los Reyes Católicos, porque su hermana Juana (la Loca), la heredera de la corona, fue la más famosa. A esta la sigue en popularidad su hermana pequeña, Catalina, que fue la reina consorte de Enrique VIII y que obtuvo gran renombre y fama en Inglaterra. María quizá no se conoce bien porque, aunque se casó con Manuel I de Portugal, no intervino en la política y prácticamente se dedicó a engendrar descendientes para los reinos de Portugal y España. Tuvo nada menos que diez hijos, que contribuyeron a la futura unificación de las tres coronas (Castilla, Aragón y Portugal), el sueño de sus padres.
En 1502 nace su primogénito Juan, futuro rey de Portugal con el nombre de Juan III; en 1503, Isabel, su primogénita, futura emperatriz, que enlazará con su primo Carlos V; en 1504, Beatriz, que se casará con Carlos III de Saboya y que fue madre de Manuel Filiberto de Saboya, héroe de la batalla de San Quintín; en 1506, Luis de Portugal, duque de Beja, que se casará con una judía en secreto (su hijo Antonio reclamará los derechos al trono de Portugal en 1580 contra Felipe II); en 1507, Fernando, que será duque de Guarda; en 1509, Alfonso, el futuro cardenal de Portugal; en 1511, María; en 1512, Enrique, rey de Portugal al morir Sebastián, hijo de su sobrino Juan (soberano durante dos años de vacancia, de 1578 a 1580, hasta el reinado de Felipe II); en 1515, Eduardo de Avis, y, en fin, en 1516 nace Antonio.
Sobre todos ellos, los descendientes de su hijo Juan III, casado con Catalina (hija de Juana la Loca y hermana del emperador Carlos V), serán los que en mayor medida contribuyan al estrechamiento familiar con España. La hija de Juan III, Manuela, se casa con Felipe II, y su hijo Juan lo hará con Juana, hija del emperador Carlos V y hermana de Felipe II. Isabel, hermana de Juan III, se casa con el emperador Carlos V y será madre de Felipe II y de Juana, madre esta última del futuro rey Sebastián.
Alumbrar diez hijos en dieciséis años en aquella época, es decir, un parto cada año y medio, era todo un récord, pero al cumplir 34 años, siendo aún una mujer joven, muere, quizá como consecuencia del desgaste físico tras tantos embarazos.
Su hermana Juana también fue muy fértil, ya que alumbró seis hijos, y seguramente habría podido tener más, ya que se quedó viuda a los 27 años de edad. María de Aragón fue la hija que más contribuyó, junto con Juana, a consolidar el árbol genealógico de los Reyes Católicos. Otros hermanos no pudieron hacerlo por encontrar pronto la muerte, como fue el caso de Isabel y de Juan. De su hermana Catalina solo sobrevivió una hija, María Tudor, que fue reina de Inglaterra pero no tuvo descendientes.
Autor: Yutaka Suzuki para revistadehistoria.es
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