La vida de María Antonieta no fue una vida fácil. Desde su nacimiento siempre creyó que su vida estaría marcada por las desgracias al haber nacido el Día de los Difuntos.
Y no se equivocaba. Con 40 años esta soberana fue declarada –con falsas acusaciones- culpable de alta traición y ejecutada en la guillotina en plena Revolución Francesa.
María Antonieta, una bendición para Francia
La emperatriz tardó seis años en concertar el matrimonio de María Antonieta, que solo contaba 13 años, con el delfín de Francia. Con ello logró unir las casas reales de Francia y Austria. El 21 de abril de 1770 María Antonieta dejaba la corte austríaca y su lugar de nacimiento para trasladarse a la que ahora sería su nuevo hogar: Versalles.
Tras tres años casada con del delfín francés, -matrimonio que no se había consumado- en mayo de 1774 moría el rey Luis XV y el pueblo de Francia tenía las miradas puestas en los nuevos soberanos que todavía eran muy jóvenes e inexpertos. En ese mismo mes Luis Augusto –de 20 años- subió al trono con el nombre de Luis XVI.
María Antonieta, fiestas, gastos y declive de la monarquía
La vida como reina sería muy distinta a como había sido hasta el dia de hoy. A partir de ahora y por orden de su esposo la tarea principal de Maria Antonieta será “divertir a la corte” por lo que se centrará en dar numerosas fiestas y decorar El Pequeño Trianón, -una suntuosa residencia, regalo de su esposo- donde María Antonieta pasará incontables veladas y se refugiará de las intrigas de la corte.
Para paliar su frustración de no poder darle a Francia el deseado heredero, María Antonieta comienza a gastar sumas incalculables de dinero en vestidos, joyas y peinados; cantidades que al rey no le importa sufragarle, ya que está encantado con su joven esposa. Sin embargo, en las calles el pueblo francés pasa hambre, y en 1776 comienzan a circular panfletos calumniando a la soberana –a la que despectivamente apodaban “La Austríaca”- que ha comenzado a apostar dinero de la corona en partidas de cartas. Las deudas, cada vez mayores no hacen ver la realidad de la situación a los soberanos.
Su madre, preocupada por el despilfarro de la reina interviene enviando a su hijo el emperador. La visita cambia por completo a la reina de Francia que deja el juego y las apuestas y decide dar a Francia el esperado heredero, sin embargo en 1778 nace una niña –María Teresa- lo que enfurece al pueblo francés. Tres años más tarde nace el delfín Luis José, pero las calumnias vuelven a llamar a la puerta de Versalles: afirman que el delfín no es hijo del rey, lo que entristece de nuevo a María Antonieta que ve la recuperación de su popularidad bastante difícil.
Pero lo que de verdad ocasiona el declive de la monarquía y el inicio de la Revolución Francesa es el llamado “asunto del collar”. En 1785 el joyero Bohmer reclama a la reina una suma ingente de dinero por un collar, encargado en nombre de la soberana, por el cardenal de Rohan. La reina indignada por este hecho solicita audiencia en el Parlamento donde demuestra su inocencia, pero este acontecimiento fatídico acabará por enterrar a la soberana.
En 1789 la situación de la reina era insostenible. El 4 de mayo se convocan los Estados Generales en medio de la preocupación por la salud del delfín cada vez más deteriorada. Un mes más tarde, moría el heredero lo que sumió a la reina en una profunda tristeza. Meses más tarde los reyes son obligados a abandonar Versalles y confinados en las Tullerías. Allí la reina da muestras de una madurez impropia en una soberana tan joven.