Mahoma y la primera expansión del Islam

En el siglo VII d.C., la península arábiga se encontraba sumergida en una amalgama de creencias paganas, con tribus que adoraban a múltiples deidades y donde el monoteísmo judío y cristiano apenas tenía presencia.

En este contexto, en La Meca, una ciudad próspera gracias a su rol como centro de comercio y lugar de peregrinación, nació Mahoma.

Mahoma y la primera expansión del Islam

Aproximadamente en el año 610 d.C., a la edad de 40 años, Mahoma comenzó a recibir revelaciones del Arcángel Gabriel. Estas visiones, que continuarían durante 23 años, conformarían el núcleo del Corán, el libro sagrado del Islam. Mahoma predicó un mensaje de monoteísmo estricto, la creencia en un solo Dios, Alá, y se presentó como el último de una serie de profetas, sucediendo a figuras como Abraham, Moisés y Jesús.

Resistencia y Persecución en La Meca

  La Meca, en el siglo VII d.C., no era solo una ciudad de importancia religiosa; era un centro neurálgico del comercio en la península arábiga. Su estatus se debía, en parte, a la Kaaba, un santuario que albergaba numerosos ídolos de deidades paganas y atraía a peregrinos de diversas tribus. Esta peregrinación anual, o Umrah, se traducía en un flujo considerable de riqueza para los líderes de La Meca, especialmente para la poderosa tribu Quraysh.

Cuando Mahoma comenzó a predicar su mensaje monoteísta, proclamando la existencia de un único Dios, Alá, y rechazando las prácticas paganas, inevitablemente se encontró con la resistencia de la élite mequí. No era solo una cuestión de creencias religiosas; era una amenaza directa a la estructura económica y social que sostenía a La Meca.

La resistencia no tardó en convertirse en persecución activa. Los líderes Quraysh temían que, si el mensaje de Mahoma ganaba adeptos, la posición preeminente de La Meca como centro de peregrinación se viera amenazada. El boicot económico, la intimidación y la ostracización fueron tácticas iniciales contra Mahoma y sus seguidores. Pero a medida que el mensaje del Islam continuaba ganando terreno, estas tácticas se intensificaron.

Los musulmanes, especialmente los más vulnerables que no pertenecían a tribus influyentes o que no tenían conexiones poderosas, enfrentaron las peores represalias. Fueron objeto de torturas, detenciones y, en algunos casos, asesinatos. Se les privó de sus propiedades y se les sometió a un boicot económico, intentando estrangular la emergente comunidad musulmana.

Mahoma, debido a su pertenencia a la respetada familia Banu Hashim de la tribu Quraysh, gozaba de cierta protección, especialmente por el respeto que se tenía hacia su tío Abu Talib. Sin embargo, tras la muerte de Abu Talib y de Jadiya, su primera esposa y fiel apoyo, Mahoma se encontró en una posición más vulnerable. La persecución se intensificó, y el Profeta sufrió intentos de asesinato y una creciente hostilidad.

Ante la insostenible situación en La Meca y buscando un refugio seguro para su creciente comunidad, Mahoma envió a un grupo de musulmanes a Axum, en el Reino cristiano de Etiopía. Este exilio temprano, conocido como la Primera Hégira, es un testimonio de las difíciles circunstancias que enfrentaban los musulmanes en La Meca.

En resumen, la resistencia y persecución en La Meca no se basaron únicamente en diferencias religiosas. Fueron, en gran medida, el resultado de una amenaza percibida al statu quo socioeconómico establecido por las élites mequíes, quienes veían en el mensaje revolucionario del Islam un desafío directo a su poder y prosperidad.

La Hégira: El Éxodo a Medina

El término “Hégira” proviene del árabe “Hijrah”, que significa “migración” o “éxodo”. Representa uno de los eventos más trascendentales en la historia del Islam, no solo por sus implicaciones geográficas sino, más importante aún, por su significado simbólico y espiritual.

A medida que la persecución de los musulmanes en La Meca se intensificaba y las tácticas de hostilidad de la tribu Quraysh se volvían cada vez más despiadadas, Mahoma entendió que era imperativo buscar un refugio más seguro para su comunidad. La situación en La Meca había alcanzado un punto de no retorno: la convivencia entre los seguidores del Islam y los líderes mequíes se había vuelto insostenible.

Fue en este contexto que Mahoma recibió propuestas de diferentes tribus y comunidades. Sin embargo, fue la oferta de asilo de los habitantes de Yatrib, una ciudad situada a unos 320 kilómetros al norte de La Meca, la que finalmente aceptó. Los habitantes de Yatrib, más tarde conocida como Medina (que significa “La Ciudad del Profeta”), estaban familiarizados con el mensaje de Mahoma y veían en él a un líder capaz de unificar y traer paz a las disputas tribales que asolaban la ciudad.

En el año 622 d.C., en la oscuridad de la noche y en secreto para evitar cualquier intento de detención o asesinato por parte de la Quraysh, Mahoma y su amigo cercano y compañero, Abu Bakr, emprendieron el viaje hacia Medina. Durante su viaje, se ocultaron en la cueva de Thawr para evadir a los perseguidores mequíes.

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