Si bien es cierto que el recuerdo de la Guardia Pretoriana ha quedado asociado a conspiraciones políticas y asesinatos de emperadores, la verdad es que en los inicios su función era todo lo contrario. Etimológicamente, su nombre deriva de los vigilantes del Praetorium (Pretorio), una tienda o zona especial dentro de los castrum o castellum romanos, en la que se alojaba el General, y a su vez los romanos tomaron una palabra procedente del griego antiguo “praitórion”, que significa cuartel general.
La misión de estos legionarios era la de proteger al comandante del ejército durante las campaña de posibles asaltos, incursiones, traidores o infiltrados, significando su nombre literalmente “los protectores del recinto del comandante”.
Los orígenes de la Guardia Pretoriana
Pero fue cuando Augusto se convirtió en emperador cuando decidió que las utilidades de estas formaciones trascendían la guerra, y se podían usar políticamente. Reclutó a los mejores hombres de entre las filas de todas las legiones del imperio y creó la Guardia Pretoriana, acuartelándola en el Castra Praetoria, situado a las afueras de Roma, a la órdenes de un prefecto del pretorio (mas tarde dos), cargo militar que sin embargo con el tiempo iría ganando en importancia política, convirtiéndose a partir de los tiempos de Tiberio en los primeros ministros del emperador.
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