Entre esos tratados sobresalen dos obras separadas por tres siglos, elaboradas bajo emperadores muy distintos: el Strategikon, atribuido a Mauricio a finales del siglo VI, un compendio práctico forjado en tiempos de asedios; y la Taktika, encargada por León VI el Sabio hacia el año 900, cuando Bizancio recuperaba la iniciativa militar.
Ambos manuales ofrecen una ventana a la evolución del arte bélico bizantino, mostrando cómo sus principios se aplicaban en el campo de batalla.

Los manuales tácticos bizantinos: Una comparación entre el Taktika de León VI y el Strategikon de Mauricio, aplicados a problemas reales
Mauricio y el Strategikon
A finales del siglo VI, el emperador Mauricio enfrentaba un imperio amenazado por todos los flancos. Las tribus eslavas y los ávaros presionaban las fronteras del norte, mientras en el este los persas sasánidas libraban guerras implacables. En este contexto turbulento, Mauricio —un soldado convertido en emperador— decidió reunir los conocimientos militares de su época en un solo texto. El resultado fue el Strategikon, un manual escrito en un lenguaje sorprendentemente claro y directo. Según la tradición, el propio emperador lo habría redactado o al menos encargado, basándose en su amplia experiencia en campañas. Mauricio conocía de primera mano las realidades del campo de batalla: antes de ceñir la corona, había comandado ejércitos con éxito contra persas y eslavos. Esa experiencia práctica quedó volcada en cada página del Strategikon.
Dividido en doce libros, el Strategikon abarca todos los aspectos de la guerra de su época: formación y disciplina de las tropas, empleo coordinado de caballería e infantería, logística de campaña, asedios, emboscadas, e incluso la organización de campamentos y ejercicios de caza.
Una de las contribuciones más notables de este manual es la atención que presta a la caballería. Para fines del siglo VI, el ejército romano de Oriente había evolucionado desde las antiguas legiones hacia fuerzas móviles de jinetes armados con lanzas y arcos compuestos. Mauricio proclama en su obra la supremacía de la caballería en el campo de batalla. Aconseja lanzar cargas de caballería pesada para romper las líneas enemigas, respaldadas por arqueros montados que hostiguen al rival desde la distancia. Este énfasis en los jinetes refleja las lecciones aprendidas tras enfrentar a pueblos nómadas expertos en la guerra a caballo, como los ávaros de las estepas. Pero el Strategikon no descuida a la infantería: recomienda mantener una fuerza de soldados de a pie bien disciplinados que puedan sostener posiciones y apoyar a la caballería cuando sea necesario, especialmente en terrenos difíciles donde los caballos pierden ventaja.
El manual insiste en la preparación y la organización previa a la batalla. Mauricio ordena a sus generales asegurar que el ejército marche de forma ordenada, con exploradores al frente y en los flancos para evitar sorpresas. De hecho, tanto el Strategikon como, más tarde, la Taktika de León VI coincidirán en consejos de sentido común surgidos de la experiencia: por ejemplo, ambos textos advierten contra el riesgo de adentrarse en desfiladeros o barrancos. Si no hay más remedio que cruzar por terrenos tan peligrosos, aconsejan enviar centinelas a las alturas y asegurar las salidas para prevenir emboscadas. Son recomendaciones nacidas de vivencias reales en campaña, donde un descuido geográfico podía costar la derrota de toda una expedición.
El Strategikon muestra además la faceta pragmática y flexible de la estrategia bizantina. Lejos de proponer una guerra “caballeresca”, Mauricio admite que la astucia y el engaño pueden ser tan decisivos como el valor en campo abierto. El texto recoge estratagemas como emboscadas, fintas de retirada para desorientar al enemigo o ataques sorpresivos al amanecer. Asimismo, dedica un libro entero a perfilar las tácticas de varios pueblos enemigos. En el capítulo undécimo describe a pueblos tan distintos como francos, lombardos, persas, eslavos, ávaros e incluso turcos. Cada adversario presentaba puntos fuertes y débiles: los francos, por ejemplo, eran valientes pero indisciplinados, mientras que los eslavos preferían la guerrilla y las emboscadas en bosques y pantanos. Conocer tales diferencias permitía a los generales bizantinos ajustar sus métodos de combate a cada enemigo, explotando sus flaquezas. Ahí radica la esencia del Strategikon: es un compendio de ciencia militar aplicada, pensado para resolver problemas prácticos en campaña más que para la teoría.
No por ello carece de aspectos normativos: la obra incluye una lista de faltas militares y sus castigos, subrayando la importancia de la disciplina. Mauricio, como reformador, incluso sugiere la creación de milicias campesinas locales que complementen al ejército profesional, reduciendo la dependencia de mercenarios extranjeros. Esta idea visionaria de movilizar a la población rural anticipaba la organización en temas (provincias militares) que caracterizaría al Imperio en los siglos posteriores.
León VI el Sabio y la Taktika
La Taktika de León VI es más extensa y sistemática, organizada en 20 “constituciones” o capítulos principales con un estilo casi legislativo. Cubre de forma exhaustiva la mayoría de cuestiones militares: la jerarquía de mando, las cualidades que debe tener un buen general, la disposición de los campamentos, la instrucción y la disciplina de las tropas, la preparación del día de la batalla y las acciones tras la victoria. En resumen, el emperador recopiló minuciosamente la experiencia acumulada en siglos de contiendas para transmitírselas a sus oficiales.
Una diferencia clave respecto al manual de Mauricio es la inclusión de un capítulo dedicado enteramente a la guerra naval. En tiempos de León VI, la armada imperial y el uso del “fuego griego” eran fundamentales para defender las costas y enfrentar a las flotas musulmanas. El Strategikon del siglo VI apenas mencionaba la guerra en el mar, pues en la época de Mauricio la atención estaba volcada en las campañas terrestres. En cambio, la Taktika refleja un imperio que había recuperado parte del control del Mediterráneo y debía pensar en términos navales: cómo equipar y organizar los dromones (galeras bizantinas), cómo desplegar los sifones de fuego griego en las proas, o cómo coordinar un desembarco anfibio.
León VI afronta en su obra la realidad del enemigo más persistente de Bizancio en su tiempo: el poderío musulmán. Después de siglos de guerras contra el Califato, el emperador incluso sugiere adoptar del Islam la idea de la “guerra santa” para infundir mayor ardor a sus soldados cristianos. Ese planteamiento revela cómo la lucha contra el mundo árabe había transformado la mentalidad militar: ya no se trataba solo de tácticas y tropas, sino también de moral y motivación religiosa en el combate. Si bien la Taktika no incluye un listado étnico de enemigos al estilo del Strategikon, sí incorpora las lecciones aprendidas frente a sus rivales contemporáneos. Por ejemplo, enfatiza la importancia de mantener guarniciones fuertes en las fronteras para responder rápidamente a incursiones, y aconseja vigilar de cerca los movimientos del adversario para evitar sorpresas estratégicas.
A pesar de los cambios de época, un hilo conductor une las obras de Mauricio y León VI: la convicción de que la guerra puede estudiarse, enseñarse y perfeccionarse mediante principios escritos. Ambos emperadores entendieron que la experiencia de una generación debía registrarse y transmitirse a la siguiente para no repetir errores del pasado. Por ello, la Taktika reitera muchas enseñanzas del Strategikon, adaptándolas a su tiempo: la primacía de la disciplina, la importancia de la logística (asegurar suministros y rutas seguras), el aprovechamiento inteligente del terreno y el atacar solo cuando las condiciones son propicias. Al compilar su manual, León VI estaba rindiendo homenaje a Mauricio y a la tradición militar bizantina, integrando conocimientos de estrategas clásicos grecorromanos como Onasandro y Eliano para dar mayor profundidad histórica a su obra.

Estrategias en acción: de la teoría al campo de batalla
Asimismo, la preferencia por evitar combates en condiciones desfavorables —que ambos manuales subrayan— permitió prevenir más de una catástrofe. Los generales bizantinos aprendieron a replegarse tras las murallas o aguardar refuerzos antes que arriesgar una batalla campal sin ventaja clara. Del mismo modo, la atención a la logística permitió a Bizancio resistir largos asedios: principios como mantener reservas de alimentos, asegurar vías de suministro y fortificar campamentos temporales —tal como aconsejaban los manuales— se reflejaron en la exitosa defensa de ciudades sitiadas como Tesalónica o la propia Constantinopla.
La influencia de estos textos trascendió su época. Aún en siglos posteriores, el Strategikon continuó siendo copiado y estudiado por los comandantes bizantinos, mientras que la Taktika de León VI sirvió de cimiento para nuevos manuales militares en el siglo X y XI, como los escritos por el emperador Nicéforo Focas. Que los principios formulados por Mauricio y León VI se mantuvieran vigentes durante tanto tiempo demuestra la solidez de sus propuestas para afrontar los desafíos militares del Imperio. La «Reconquista» bizantina del siglo X, incluyendo la recuperación de Creta, se logró en buena parte aplicando los principios de estos manuales.
La comparación entre el Strategikon y la Taktika revela cómo, pese a los siglos transcurridos, ciertos principios bélicos permanecieron inmutables en Bizancio: adaptabilidad, disciplina y uso inteligente de recursos. Al mismo tiempo, cada manual se adaptó a los desafíos de su propia época, ilustrando la capacidad del Imperio para aprender de su historia.
Estas obras de Mauricio y León VI, separados por el tiempo, son testimonio elocuente de la sofisticación militar bizantina. Sus páginas permitieron a generaciones de generales enfrentar mejor las tormentas de la guerra, preservando por escrito la experiencia acumulada. Para el Imperio, ese saber escrito fue un aliado silencioso transmitido de generación en generación, tan vital como las espadas y lanzas en el campo de batalla.
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Podcast (en inglés): The Army of the Strategikon
Podcast: Bizancio, el imperio necesario
(Sentimos que el video sea en inglés, apenas hay fuente en español)
FAQ – Manuales tácticos bizantinos: Strategikon vs Taktika
1. ¿Cuál es la diferencia principal entre el Strategikon de Mauricio y la Taktika de León VI?
El Strategikon es un manual práctico nacido de la experiencia directa en campaña, mientras que la Taktika es una obra más sistemática y compilatoria, que refleja un Imperio más estable y preocupado también por la guerra naval y la doctrina general.
2. ¿Ambos manuales se usaron realmente en el campo de batalla?
Sí. No eran textos teóricos. Los oficiales bizantinos los consultaban para planificar marchas, escoger el terreno de batalla, organizar campamentos o preparar defensas ante enemigos específicos.
3. ¿Por qué el Strategikon insiste tanto en la caballería?
Porque en el siglo VI el Imperio defendía sus fronteras de pueblos nómadas expertos en guerra a caballo. La caballería se había convertido en el arma decisiva en ese contexto.
4. ¿Qué aporta la Taktika que no aparecía en el Strategikon?
Incluye doctrina naval, orientaciones sobre el fuego griego, reflexiones sobre moral religiosa en la guerra y una organización más detallada de la jerarquía militar.
5. ¿Los dos manuales ofrecían consejos similares?
Sí. Coinciden en principios esenciales: evitar terrenos peligrosos, no combatir sin ventaja, cuidar la logística, mantener disciplina y aprovechar el terreno de forma inteligente.
6. ¿Influyeron estas obras en siglos posteriores?
Muchísimo. Se copiaron, estudiaron y sirvieron de base para manuales posteriores, especialmente en la época de Nicéforo Focas y durante la reconquista bizantina del siglo X.
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