Las últimas campañas de Alejandro y el debate sucesorio

Las campañas de Alejandro Magno han pasado a la historia por su importancia y la edad del propio Alejandro. Sin embargo, en muchas ocasiones parece que, con la muerte del Magno, todo acabó y apareció Roma.

Las últimas campañas de Alejandro, así como su muerte en 322 a. C. en Babilonia dieron paso, en los días siguientes, a un arduo debate entre sus generales por la sucesión del monarca, quien debería reinar en un vasto imperio que se extendía desde Macedonia hasta las orillas del río Indo.

Las últimas campañas de Alejandro y el debate sucesorio

Con la victoria de Alejandro en Gaugamela y la toma de Babilonia en 332 a. C., su guerra contra Persia podría haberse dado por finalizada, sin embargo, Darío III Codomano había escapado, por lo que Alejandro optó por perseguirlo. Recorriendo las satrapías más alejadas (Sogdiana, Gedrosia, Arachosia o Bactriana) persiguió al rey persa hasta encontrarlo muerto, asesinado por sus generales, a los que Alejandro decidió dar muerte. En Bactriana, el norte de la actual Pakistán, encontró a Roxana, una princesa nativa de la que Alejandro se enamoró y se casó, creando la disensión del ejército y, sin ningún motivo aparente, cruzó el Hindu Kush y descendió desde el norte para llegar a la India, donde combatió a diversos reyezuelos hasta enfrentarse al rey Poros en la Batalla del Hidaspes.

Sus campañas en la India serían las últimas, pues el motín de la tropa en las orillas del río Hipasis, los soldados se negaron a seguir avanzando y Alejandro decidió finalmente el regreso a Babilonia. Cruzando el desierto de Gedrosia y llegando a Babilonia, el rey perdió por el camino a Hefestión su íntimo amigo que murió en Ecbatana.

Sería en Babilonia donde Alejandro pasaría sus últimos días, cuando cayó enfermo de imprevisto, y 10 días después, el Magno moría.

Su muerte dejó en shock a los generales y amigos del rey, que esperaban que se hubiese recuperado pronto, sin embargo, había muerto y ahora el Imperio que había forjado se enfrentaba a una crisis sin precedentes. El único heredero era un hijo ilegítimo y Roxana, aunque embarazada, se desconocía si sería varón o mujer.

Así, comenzó un arduo debate en el salón del trono del Palacio de Nabucodonosor II por cómo llevar a cabo la sucesión. Siendo Quinto Curcio Rufo nuestra fuente más fiable y verosímil del debate, y con unas pinceladas que nos llevan a la mente a las figuras de Augusto o Tiberio renunciando a los honores que el Senado les estaba confiriendo, se nos explica cómo Pérdicas rechaza hasta en dos ocasiones el ofrecimiento de la corona y siendo el momento clave el punto en el que se decide que el hermano de Alejandro, Arrideo, sea entronizado con el nombre de Filipo III Arrideo con Pérdicas cómo regente a la espera de que Roxana de a luz.

Aunque estabilizada – en gran medida – la situación sucesoria, lo que en aquella sala se había decidió había puesto en marcha lo que más adelante se convertiría en las Guerras de los Diádocos.

Autor: David González Simarro para revistadehistoria.es

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Bibliografía

-Alexander’s Heirs: The Age of the Successors. 2014. Anson, Edward M.
-A History of Greece, 1300 to 30 BC. 2014. Parker, Victor
-The Greek Experience of India, from Alexander to the Indo-Greeks. 2019. Stoneman, R.
-Alejandro Magno: Conquistador del Mundo. 1973. Fox, Robin L.
-Historia de Alejandro Magno. Quinto Curcio Rufo
-Anábasis de Alejandro. Arriano

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