Las invasiones bárbaras y sus consecuencias artĂsticas
La organizaciĂłn de los pueblos germánicos del norte, los de los bosques del Rin y el Danubio, los de las ribas del Elba y los del mar Negro era completamente distinta, no solamente a la organizaciĂłn del imperio romano, sino tambiĂ©n entre unos y otros. No hubo un reemplazo cultural frente al del imperio romano, pero los invasores dejaron una huella que fue sumamente trascendental, ya que revolucionaron el sistema jurĂdico, econĂłmico, institucional, jerárquico, e introdujeron nuevas lenguas que se mezclaron con el latĂn romanizado.
El choque de culturas durante este periodo no se resuelve de forma generalizada hasta el siglo VII, momento en el que podemos identificar una verdadera fusiĂłn y comuniĂłn entre el antiguo imperio romano – o lo que de Ă©l quedaba – y los pueblos invasores. La creaciĂłn de una argamasa entre Roma, que mantenĂa una concepciĂłn figurativa del arte, y los pueblos bárbaros que aportaron su concepciĂłn abstracta, confluyĂł y permitiĂł el nacimiento de una nueva mentalidad artĂstica, donde el sĂmbolo representante de la aristocracia guerrera emergente fue la misma orfebrerĂa.
Siglos anteriores a la era cristiana, los pueblos nĂłmadas del norte y del este estaban considerados excelentes orfebres, hábiles para la elaboraciĂłn de piezas en las que la ornamentaciĂłn tenĂa un papel principal. Caracterizada esencialmente por la simetrĂa y los materiales coloridos, los pueblos bárbaros tenĂan predilecciĂłn por las piedras preciosas y el oro, que abundaban en los yacimientos que recorrĂan durante sus viajes y traslados, propios del nomadismo. Siempre llevaban consigo sus tesoros, por lo que eran evidentemente objetos valiosos de fácil transporte, tales como joyas, adornos, coronas, hebillas, etc. AsĂ pues, es inevitable separar este tipo de arte geomĂ©trico y zoomorfo de la forma de vida nĂłmada, y se podrĂa decir de hecho que fue el nomadismo el que de alguna forma obligĂł a que el arte fuera concebido de aquella forma.
Durante los siglos V y VI de la era cristiana es imposible sin embargo, observar una mutaciĂłn en el arte tardo-clásico en detrimento de nuevas formas. SĂ se observa en cambio un empobrecimiento progresivo generalizado, que encuentra un ejemplo claro en el reino visigodo, que todavĂa no habĂa desarrollado una manifestaciĂłn artĂstica consolidada, o en Italia, donde los ostrogodos se vieron siempre limitados por la imitaciĂłn del arte bizantino.
Un gran ejemplo de este momento fue el hallazgo casual que un trabajador de Tournai llamado Adrien Quinquin hizo en 1653. La tumba del rey franco Childerico I de finales del siglo V, ha sido uno de los mayores descubrimientos de esta época, y refleja perfectamente la grandeza de todo un ajuar funerario de valor incalculable. Entre las piezas encontradas destacó un anillo con la inscripción “Childerici Regis” y una imagen de un hombre imberbe con una lanza en la mano y un manto sobre los hombros, que permitieron atribuir la tumba al legendario rey merovingio.