Las fragatas mahonesas y la construcción naval en el siglo XVIII

A finales del siglo XVIII en el astillero de Mahón (Menorca) se construyó una serie de 6 fragatas, conocidas como las fragatas mahonesas y que son la culminación de todo un siglo de avances técnicos en la investigación y desarrollo naval en España, potenciado por la corona que además construyó la escuela de guardiamarinas en Cádiz para mejorar la formación práctica y teórica de los oficiales.

Las fragatas mahonesas y la construcción naval en el siglo XVIII

Durante el reinado de Felipe V se inicia la reconstrucción de la flota por parte de Tinajero, ministro de marina de Felipe V, que construye navíos de 50 y 64 cañones, que si bien servían para proteger las rutas comerciales no podían competir con los ingleses, que derrotan a la flota española en el cabo de Pessaro en 1718. Tras esta derrota se inicio la construcción de barcos con una mayor potencia de fuego, siguiendo el modelo de Gaztañeta, con el cual se llego a construir el Real Felipe de 114 cañones.

Posteriormente el marqués de la Ensenada y Jorge Juan, implantaron el sistema inglés al robar este último planos e información a los ingleses. Esto provocó las protestas del embajador inglés que terminaron con la destitución del marqués de la Ensenada y la sustitución del modelo inglés por el modelo francés, con el cual se reconstruirá la flota tras la guerra contra los ingleses de 1761-1764 por orden de Carlos III pasando la flota de 37 navíos a 58, casi todos de más de 74 cañones, y de 18 fragatas a 25 en 10 años.

El ascenso al trono de Carlos IV y de su ministro Godoy significo el declive de la armada española, al ralentizarse la producción y a las dificultades para dotarlos tal y como denunció el almirante Mazzaredo en 1796 a Godoy al decirle que la flota necesitaba 90.000 marinos y solo contaba con 53.000 que en muchos casos provenían de levas forzadas. Tras esta denuncia Godoy destituyó a Mazzaredo.

La construcción de la flota exigía numerosas materias primas, algunas se obtenían de las colonias americanas pero para otras como el carbón y el cobre había que recurrir al comercio internacional. Por ello se tomaron una serie de medidas para potenciar la explotación de recursos propios, minas de Rio Tinto, carbón de Langreo, repoblación de los bosques cercanos a los astilleros, incremento del cultivo de cáñamo para las velas y jarcias…

Además se  potenció la creación de industrias auxiliares, financiadas en muchos casos por la corona, eran fábricas reales  que permitían que en las zonas cercanas a los astilleros se desarrollara una pequeña industria, creando de esta manera puestos de trabajo para una población que malvivía del campo.

En el astillero de Menorca se construyo una serie de 6 fragatas, conocidas como las fragatas mahonesas, que se inspiraron en la fragata Nuestra Señora de la Soledad, diseñada por José Romero Landa, que evolucionó las fragatas anteriores y las superó en manejabilidad y velocidad y la simplicidad de su construcción.

Las fragatas mahonesas fueron: Santa Mónica (conocida como la mahonesa), Esmeralda, Diana, Venganza, Ninfa y Proserpina y aunque se basaron en el modelo de José Romero Landa, este diseño fue modificado por Julián de Retamosa para eliminar los pantocazos y el riesgo de rotura de la arboladura al navegar de bolina con mar gruesa, cambiando la ubicación de los lastres, reforzando la popa y afilando la proa a la vez que eliminaba toda la decoración superflua.

Las fragatas mahonesas son las primeras que se construyen en el astillero de Mahón con arboladura en cruz (vela cuadrada), ya que hasta este momento solo se habían construidos barcos de vela latina (triangular).

Las fragatas de la serie mahonesa corrieron diversa suerte, ya que la Santa Mónica, conocida como la mahonesa fue capturada por el buque ingles Terpsiscore el 13 de octubre de 1796 en el cabo de Gaza después de sostener un combate contra el buque inglés con mayor potencia de fuego y con una tripulación amotinada que abandonó sus puestos al poco de iniciarse el combate.

La fragata Esmeralda fue destinada a la defensa de América, participando en los combates de Maipú y Chacabuco, siendo capturada por el almirante Thomas Cochrane el 6 de noviembre de 1820 y pasando al servicio de la actual Chile.

La fragata Diana estuvo en servicio hasta que fue desguazada en los astilleros de Cartagena en 1833.

La fragata Venganza se destina a las fuerzas del Pacífico se encarga del transporte de tropas y cuando se entera del bloqueo de Callao por parte del almirante Thomas Cochrane pone rumbo a Callao y rompe el bloqueo, permaneciendo atracada hasta que el 16 de febrero de 1822 es entregada a los insurgentes en Guayaquil.

La fragata Ninfa sirvió de correo con los territorios americanos y en 1797 intento forzar el bloqueo británico de Cádiz, siendo apresada por el navío ingles Irresistible de 74 cañones y la fragata Esmerald de 34 en la costa de Conill.

La fragata Proserpina fue desguazada en Cádiz en 1820.

Por lo tanto podemos concluir que durante el siglo XVIII en España se desarrolló una potente industria naval, con constantes innovaciones técnicas, ya que encontramos barcos construidos con 5 sistemas diferentes (Gaztañeta, Jorge Juan o a la inglesa, el sistema francés, el de Romero y Landa y el de Martín de Retamosa) en los que se iban adoptando soluciones técnicas a los diferentes problemas técnicos, demográficos y económicos de España.

Esta industria naval fue potenciada desde la corona y nos aleja por tanto de la idea de una España en decadencia, dentro del panorama internacional, ya que aunque dejó de ser la potencia que dominaba el mundo durante el siglo XVI y XVII siguió siendo un protagonista importante en el contexto internacional hasta prácticamente la batalla de Trafalgar y el reinado de Fernando VII donde con la pérdida de las colonias y la incapacidad de modernizar el país, España se convirtió en una comparsa de las grandes potencias en el contexto internacional.

Autor: Juan Jesús Llodrá González para revistadehistoria.es

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1 Comment

  1. Antonio Barceló, héroe de la marina española - Revista de Historia
    27/01/2020 @ 18:25

    […] era fácil la vida del marinero en la Mallorca del siglo XVIII. La piratería, los contratiempos de la naturaleza y las amenazas de otras naciones por el dominio […]

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