Hernando Pizarro, nacido alrededor del año 1501 en Trujillo, Extremadura, España, fue una figura central en la epopeya de la conquista del Imperio Inca. A diferencia de otros miembros de su familia, fue el hijo legÃtimo de Gonzalo Pizarro y de Isabel de Vargas.
Si bien Francisco Pizarro suele ocupar un lugar central en los relatos sobre la conquista del Tahuantinsuyo, es imposible no destacar la relevancia de Hernando, no solo por su parentesco, sino también por su intrincada participación en la diplomacia, las batallas y las rivalidades de la época.
La Vida de Hernando Pizarro, a la sombre del Conquistador
Mientras que Francisco ya habÃa emprendido su viaje al Nuevo Mundo, Hernando permanecÃa en Trujillo. No fue hasta recibir noticias sobre las riquezas y posibilidades que América ofrecÃa que decidió embarcarse en esta aventura. Se unió a su hermano en el difÃcil desafÃo de explorar y conquistar territorios desconocidos, plagados de rumores sobre vastas civilizaciones y tesoros inimaginables.
En 1532, durante el encuentro en Cajamarca, Hernando demostró su valÃa y habilidades diplomáticas. Aunque la emboscada y captura de Atahualpa, el Inca, fue un plan estratégico orquestado principalmente por Francisco, fue Hernando quien se encargó de dialogar con el monarca. Esta interacción fue esencial para comprender la estructura del imperio y los posibles puntos de negociación.
Atahualpa, en un intento de ganar su libertad, prometió a los españoles un cuarto lleno de oro y dos de plata. Una vez se cumplió parte de este compromiso, Hernando fue el elegido para llevar este impresionante botÃn a la corte española. En 1534, presentó las riquezas ante el Rey Carlos I y narró los sucesos en el Tahuantinsuyo. Su visita no solo le otorgó honores y el tÃtulo de caballero, sino que consolidó el apoyo real a la expedición de los Pizarro.
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