El general José Sanjurjo, conocido como El León de Rif, director general de la Guardia Civil, resultó decisivo para que el 14 de Abril de 1931 el nuevo régimen republicano español fuera proclamado definitivamente. Sanjurjo visitó en su domicilio a Miguel Maura, poniéndose a su servicio como nuevo ministro de la gobernación del gobierno provisional de la república.
Sanjurjo sería el hombre destinado a protagonizar el primer golpe de estado contra la naciente democracia republicana, si bien no estaba solo en la conspiración. Monárquicos alfonsinos, carlistas, republicanos de derechas, financieros, terratenientes, aristócratas o religiosos estaban también implicados, pero sus nombres nunca salieron a la luz. Profundamente ofendido tras su traslado forzoso a la jefatura de carabineros, el marqués del Rif asumió la idea de que el país se encaminaba indefectiblemente hacia la anarquía y que un levantamiento militar sería ampliamente secundado por el pueblo, cansado del fracaso de una ineficaz república.
La Sanjurjada
El 10 de agosto de 1932 desde la capitanía de Sevilla lanzó la asonada, apoyado por otros militares, como los coroneles José Enrique Valera o Valentín Galarza , implicados en el futuro alzamiento del 18 de Julio de 1936 contando con el apoyo de diversos oficiales retirados por las reformas de Azaña. Se presentó con su uniforme en una cartera y dio el grito de “Viva la España indivisible”. Los conspiradores habían contado con que el general Franco se sublevaría en La Coruña, pero este, siempre precavido, decidió días antes no comprometerse en el pronunciamiento.
En Sevilla, desde su cuartel general, Sanjurjo , quizás inseguro en el último momento, mantuvo acuarteladas sus tropas antes de declarar el estado de guerra en la mañana del 10 de agosto, llegando a dominar durante algunas horas la capital hispalense. En su manifiesto aseguraba que no se alzaba contra la república sino contra un parlamento “ilegítimo” convocado por un “régimen de terror” y que en el futuro unas cortes elegidas libremente determinarían la forma de estado. También hacía referencia al aumento del paro obrero, al caos imperante, al ataque que las reformas azañistas habían supuesto para el ejército, del que se erigía en representante supremo y al excesivo poder concedido al nacionalismo separatista, asunto este que como hemos visto aglutinó a la mayoría de los golpistas.
Ante las noticias sobre la declaración del estado de guerra los obreros sevillanos convocaron rápidamente una huelga general . Tras el evidente fracaso de la asonada, el general Sanjurjo trató de escapar del país hacia Portugal pero fue detenido en Huelva cuando se aproximaba a la frontera lusa. En el consejo de guerra al que se enfrentó fue condenado a muerte por rebelión militar pero el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, le conmutó la pena sustituyéndola por cadena perpetua. Hasta 145 participantes en el golpe, la mayoría monárquicos, fueron condenados a ser deportados hasta la ciudad colonial de Villa Cisneros. Sin embargo, tras la caída de la coalición republicano socialista y el triunfo en las elecciones generales de las derechas, capitaneadas por la CEDA, Sanjurjo sería, junto con el resto de golpistas, parcialmente amnistiado, y desterrado a Portugal. Desde allí, como es sabido, conspiró y dirigió, en parte, el golpe de estado del 18 de julio de 1936 del que estaba predestinado a salir como jefe de la dictadura, hecho que se truncaría por el accidente de aviación en el que perdería la vida.
Autor: Luis Pueyo para revistadehistoria.es
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BIBLIOGRAFÍA:
-Jackson, Gabriel: La República Española y la Guerra Civil
-Carr, Raymond: España , 1808-1975