En 1993, un equipo de arqueólogos encabezado por Natalia Polosmak descubrió en la estepa siberiana, cerca de los montes de Altái, la momia de una mujer joven que llamó la atención por dos motivos principales: su buen estado de conservación y los múltiples tatuajes con los que cubrÃa su cuerpo. El análisis del cuerpo y de los objetos que le acompañaban ha permitido reconstruir la vida de esta mujer nómada del siglo V a.C.
La Princesa Escita Ukok: el hallazgo
Se trata de una región bien conocida por la existencia, desde épocas prehistóricas, de tribus nómadas y seminómadas famosas por su dominio del caballo y sus aptitudes guerreras. Estos pueblos, ya descritos por Herodoto y de cuyas mujeres Adrienne Mayor nos dice en The Amazons: Lives and Legends of Warrior Women across de Ancient World que surgió el mito griego de las amazonas, son conocidos como escitas, kurgán o panzyrik entre otros nombres.
Dentro descansaba una mujer joven, que mostraba los restos de la tÃpica vestimenta escita y que tenÃa la piel recorrida por tatuajes, entre los que destacaba el ciervo del hombro izquierdo.
La momia estaba acompañada, a la manera de los guerreros de los pueblos escitas, por seis caballos equipados con arreos y sillas. En la tumba también se encontraron restos de carne de caballo y ovino, fruto de un banquete funerario o una ofrenda para acompañarla en el más allá, asà como adornos de madera y metal, cuentas de collar, semillas carbonizadas y un pequeño recipiente con restos de cannabis.
A modo de excepción, el cuerpo no iba acompañado de arcos ni espadas, tÃpico de las tumbas de los nómadas guerreros.
El cuerpo fue extraÃdo del hielo y depositado en un museo a bajas temperaturas para que pudiera conservarse en las mejores condiciones. El hallazgo tuvo una increÃble repercusión, y la momia fue bautizada con diversos nombres: Princesa del Hielo, Doncella del Hielo Siberiana, Princesa Escita, Princesa Ukok…
La cazadora escita: interpretaciones sobre su origen y su forma de vida
En el momento del hallazgo la antropologÃa fÃsica no se encontraba lo suficientemente avanzada como para realizar un análisis exhaustivo de la momia. Le habÃan extraÃdo los órganos antes de enterrarla, por lo que parecÃa imposible determinar una causa de la muerte, y la investigación del momento se centró en analizar sus tatuajes, vestimenta y ajuar. Pero una década más tarde, la Princesa del Hielo ha vuelto a ser objeto de estudios.
Sin duda alguna, el asunto que más controversia ha generado en torno a la mujer guerrera siberiana ha sido la aparición junto al cadáver de restos de cannabis. El descubrimiento de su enfermedad ha hecho que algunos investigadores propongan que lo consumió para paliar el dolor que el cáncer le generaba.
No obstante, y aunque puede que emplease la sustancia con este fin, las fuentes griegas antiguas ya mencionaban que las tribus escitas, desconocedoras del vino, ingerÃan en sus fiestas leche de yegua fermentada y un producto que se ha identificado con el cannabis, ya fuera inhalado o mezclado con esa leche. Por ello, y aunque seguramente la mujer siberiana conociese los efectos paliativos del dolor de la droga, puede también que la consumiese de forma habitual con fines lúdicos.
 Su lugar de descanso
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