La Paz de Augsburgo fue como se llamó al acuerdo firmado en el año 1555 por Fernando de Austria, hermano del emperador Carlos V, con los príncipes alemanes, en la que se reconocía la libertad religiosa de la que podían disfrutar los príncipes alemanes en sus correspondientes estados.
La Paz de Augsburgo
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SuscribirseTras unos primeros acuerdos y en vista del peligro que suponía la llegada de los turcos, cada vez más próximos en Europa, se consiguió la firma de la paz de Nuremberg en el año 1532, aunque esta dio lugar a muchas controversias y en las sesiones celebradas durante el Concilio de Trento, en las que se buscaba dar por finalizado esta guerra de religiones, los protestantes se negaron a participar en ella.
Carlos V, decidido a acabar con esta situación de continuos enfrentamientos que se empezaron a radicalizar cada vez más, certificó un nuevo acuerdo en la firma del Tratado de Passau del año 1552, en el que se intentaron dirimir las diferencias existentes y en donde se formalizo un acuerdo en el que finalmente darían por finalizado esta guerra y en el que en las sesiones celebradas no haría falta que el emperador estuviera presente.
La celebración de las Dietas fueron emplazadas en diversas ocasiones, debido a la inquietud provocada por las actividades de forajidos como el marqués Alberto de Branderburgo. Pero finalmente sería en Augsburgo en el año 1554, donde Fernando de Austria convoco a los príncipes alemanes para que acudieran a la Dieta de Augsburgo, en la que participaron un número reducido de participantes y en la que la desconfianza que provocaba el futuro emperador Fernando marcaron las pautas. En los debates llevados a cabo se tuvieron como base los acuerdos alcanzados en Espira en 1544 y en la Paz de Passau en los que quedaba reconocida la religión protestante como un movimiento religioso separado del catolicismo, aunque se indicaba que ambas religiones tenían puntos en común.
Los teólogos tuvieron una participación limitada, siendo juristas los encargados de conducir los debates y en la que los príncipes aceptaron la necesidad de mantener la unidad religiosa aunque afectara a los diferentes Estados, pero que nunca se hiciera extensible a todo el Imperio como era el deseo tanto del emperador como de su hermano.
Por lo que el acuerdo para alcanzar la paz contemplaba que cada príncipe podía imponer en sus Estados su religión.
Una de las consecuencias de la firma de la paz fue que dicho acuerdo dejaba en entredicho la autoridad del emperador, marcando a partir de entonces la vida política de Alemania, puesto que los príncipes se convirtieron en los dueños absolutos de los destinos de su Estado.
Con este tratado se establecía que el catolicismo y el luteranismo se quedaban equiparados, no dando más posibilidades a otras manifestaciones religiones que iban surgiendo en los años de las disputas religiosas.
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