Para esta oportunidad, he decidido concentrarme en describir la principal actividad económica, desde la óptica de la Corona, las autoridades coloniales y los productores novohispanos: la minería de la plata. A partir de una caracterización general, lo que se intenta hacer es una relación entre ésta, el surgimiento y la articulación de distintos mercados internos en función de las crecientes demandas.
Asimismo, es preciso tener en cuenta la enorme importancia que tuvo este metal precioso para el comercio internacional, caracterizado por el monopolio impuesto desde la metrópoli, con el objetivo de obtener la mayor cantidad posible de riquezas y limitar el desarrollo productivo.
La minería de la plata en la Nueva España colonial
Por otra parte, la mayor parte de las exportaciones estaban compuestas por metales preciosos, y de esta manera, el sector exportador de la Nueva España se consolidó como un grupo principalmente minero. Además, la minería fue el principal método de financiación de los gastos de la Corona, y cada zona económica de América dependía de la industria mencionada para su desarrollo y para entablar vínculos comerciales con la metrópoli.
Simultáneamente, esta actividad presentaba algunas dificultades: la financiación, que fue un problema para muchos productores, y que determinaba los futuros rendimientos y ganancias. Por otra parte, no todos podían acceder a las nuevas tecnologías, o los créditos, y a su vez, todos corrían el riesgo de que el desempeño minero deje pérdidas.
En torno a la minería de la plata, concentrada en ciertos puntos como fueron Zacatecas y San Luis Potosí, entre otras ciudades, se fueron desarrollando y complementado múltiples actividades productivas y comerciales, como la ganadería y la agricultura, que se concentraron en distintos tipos de unidades de producción, como las haciendas mixtas, las haciendas de beneficio (vinculadas directamente a la producción para el abasto minero), las estancias pecuarias (enfocadas en la cría de varias especies de ganado, con el fin de responder a las demandas mercantiles y de consumo), las chacras (más relacionadas con el cultivo y las cosechas de maíz, trigo, cebada y otros), etc.
Tanto en el interior de los reales de minas como en las haciendas y demás espacios productivos, se desarrollaron unos cuantos mecanismos practicados por los propietarios para asegurarse mano de obra estable, como el peonaje. A diferencia de otros puntos de fuerte producción platera en Hispanoamérica, como el Alto Perú, donde durante muchos años predominaron la mita (trabajos indígenas por turnos) y los repartimientos forzosos de personal, las zonas más productivas se configuraron como lugares de atracción para trabajadores provenientes de varias regiones, porque los salarios eran mejores que en cualquier otra actividad, además de representar una posible huída de los repartimientos.
En las haciendas mixtas predominó la mano de obra libre, coexistiendo distintas relaciones entre la tierra, los patrones y los trabajadores, como el peonaje (originado, en muchos casos, a partir de deudas o adelantos forzosos de mercaderías a los indígenas, mestizos e hispano-criollos pobres), el arrendamiento, etc.
La actividad rural creció gracias a las demandas de los centros productivos. Los establecimientos agropecuarios se concentraron en producir para el abasto de trigo, maíz, carne, mulas, grasa y sebo, cueros, etc. En lo que respecta exclusivamente a la agricultura, habría que sostener que la misma se concentró más que nada en el mercado interno, aunque también tuvieron un desarrollo relevante algunos cultivos para exportación (algodón, café, cacao, azúcar y tabaco, entre otros, actividades generalmente de la mano con las plantaciones esclavistas). En cuanto a la ganadería, si bien predominó la cría de ganado vacuno, porcino, equino y mular, también hubo lugares especializados en la trashumancia y el pastoreo de ganado menor (importantes para la obtención de lana, carne y cueros), como en el Nuevo Reino de León.
Autor: Mauro Luis Pelozatto Reilly para revistadehistoria.es
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Assadourian, Carlos Sempat (2005-2006). ‘‘Agricultura y tenencia de la tierra antes y después de la Conquista’’, en Población y sociedad, Nº 12/13, pp. 3-56.
Chevalier, François (1999). La formación de los latifundios en México. Haciendas y sociedad en los siglos XVI, XVII y XVIII. México, Fondo de Cultura Económica.
Halperín Donghi, Tulio (2010). Historia contemporánea de América Latina. Buenos Aires, Alianza Editorial.
lima_limón
24/10/2021 @ 16:27
Hola una disculpa, me podrían decir ¿qué volumen incluye este artículo, por favor?