La Guerra de sucesiĆ³n espaƱola

La expresiĆ³n, muy utilizada, Ā de ā€œEspaƱa, paĆ­s cainitaā€, tal vez no sea del todo errĆ³nea, a tenor de las numerosas guerras civiles por las que la PenĆ­nsula ha atravesado y, entre ellas, la Guerra de SucesiĆ³n no es la menos importante, por una larga serie de razones que excederĆ­an con mucho la obligada brevedad de este artĆ­culo.

La Guerra de sucesiĆ³n espaƱola

En principio, la causa Ā de la contienda fue el enfrentamiento dinĆ”stico entre la Casa de Habsburgo y la de BorbĆ³n, entonces las dos familias mĆ”s poderosas de Europa. A la muerte de Carlos II el Hechizado el 1 de Noviembre de 1700, sin hijos ni herederos directos, y habiendo dejado en su testamento ( sobre cuya autenticidad algunos trabajos arrojan hoy serias dudas ) como heredero a un BorbĆ³n, nieto del rey francĆ©s Luis XIV, Ć©ste tomĆ³ posesiĆ³n del trono espaƱol tan pronto como pudo, con el nombre de Felipe V, con el respaldo de su poderoso abuelo. Casi al mismo tiempo, el emperador austriaco Leopoldo I reclamĆ³ la corona espaƱola para su hijo Carlos de Habsburgo, basĆ”ndose sobre todo en la continuidad dinĆ”stica, pues su familia habĆ­a reinado en EspaƱa desde principios del siglo XVI. Carlos fue proclamado rey de EspaƱa en Viena en 1703 con el nombre de Carlos III y, habiĆ©ndose asegurado el apoyo de Inglaterra, Holanda y Portugal, ese mismo aƱo partiĆ³ hacia EspaƱa para hacer valer sus derechos por la fuerza.

AdemĆ”s del pleito dinĆ”stico, otro motivo de la guerra fue el enfrentamiento entre los antiguos reinos de la Corona de AragĆ³n ( AragĆ³n, CataluƱa, Valencia y Baleares ), que pretendĆ­an mantener una estructura confederal en la PenĆ­nsula y por lo tanto se unieron al bando austriacista que al parecer la defendĆ­a, mientras Ā Castilla fue en su mayorĆ­a borbĆ³nica, por la ventaja que el centralismo que pretendĆ­a imponer Felipe V podĆ­a suponer para Ā el mantenimiento de su predominio en el conjunto de la PenĆ­nsula.

En los campos de batalla europeos, el bando austriaco llevĆ³ Ā la mejor parte de principio a fin de la contienda, debido Ā sobre todo al genio militar de Ā dos grandes generales, el duque de Marlborough y el prĆ­ncipe Eugenio de Saboya, quienes vencieron una y otra vez, con rotundidad absoluta, a los mejores comandantes borbĆ³nicos. En la PenĆ­nsula, la contienda cobrĆ³ un carĆ”cter de guerra civil y tuvo dos fases muy diferenciadas. En la primera, hasta Abril de 1707, el llamado bando austriacista llevĆ³ Ā la iniciativa, sobre todo por la enorme superioridad estratĆ©gica y logĆ­stica que le proporcionaba la flota anglo-holandesa. Sin embargo, la importantĆ­sima victoria borbĆ³nica de Almansa, el combate mĆ”s decisivo de toda la guerra en suelo espaƱol, cambiĆ³ las tornas casi por completo. Aunque los austriacistas consiguieron despuĆ©s algunas victorias de cierta importancia y aunque Carlos logrĆ³ entrar en Madrid en 1710, su causa habĆ­a quedado, desde el punto de vista militar, muy comprometida.

De cualquier forma, la victoria definitiva de Felipe V no se produjo en los campos de batalla, sino debido a un viraje inesperado en la coyuntura internacional: al producirse la muerte repentina del emperador JosĆ© I en Abril de 1711, la corona austriaca recayĆ³ en su hermano menor Carlos, el mismo que habĆ­a sido proclamado rey de EspaƱa por su partido. De esta forma, Ā unirĆ­a en su persona el Imperio y el trono espaƱol, como su antepasado Carlos V doscientos aƱos antes. Inglaterra y Holanda, que temĆ­an esta circunstancia, se apartaron de la alianza Habsburgo con la mayor rapidez posible, reconociendo como rey de EspaƱa a Felipe V en el tratado de Utrecht, en 1713.Ā  El nuevo emperador, tras un breve epĆ­logo militar, no pudo sino aceptar la situaciĆ³n de hecho en la paz de Rastadt, un aƱo despuĆ©s. A pesar de todo, en EspaƱa el bando austriacista siguiĆ³ luchando por su cuenta. El ejĆ©rcito borbĆ³nico consiguiĆ³ tomar Barcelona en Septiembre de 1714 y Mallorca en Julio de 1715, los Ćŗltimos reductos de resistencia, dando por terminada la guerra.

En virtud de los tratados de Utrecht y Rastadt, Felipe V fue reconocido como rey de EspaƱa, pero Ā Ā tuvo que entregar al Imperio austriaco todas sus posesiones en Flandes e Italia. TambiĆ©n cediĆ³ a Inglaterra la isla de Menorca y el peĆ±Ć³n de Gibraltar, asĆ­ como el derecho a que sus barcos comerciaran con las colonias espaƱolas en AmĆ©rica.

En el interior de EspaƱa, el revanchismo de los vencedores no se hizo esperar. El nuevo rey pronto promulgĆ³ los llamados Decretos de Nueva Planta, en virtud de los cuales anulaba de un plumazo todos los derechos tradicionales de catalanes, valencianos y aragoneses. Decenas de miles de ellos tendrĆ­an que elegir, poco despuĆ©s, entre soportar una sanguinaria represiĆ³n ( horca, descuartizamiento, cĆ”rcel, confiscaciĆ³n de bienes ) o marchar hacia el exilio.

Autor: Juan JosƩ Plasencia PeƱa para revistadehistoria.es

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BibliografĆ­a:

ALBAREDA SALVADO, J.: La Guerra de SucesiĆ³n de EspaƱa ( 1700 ā€“ 1714 ). Editorial CrĆ­tica. Barcelona, 2012.

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1 Comment

  1. kelm
    06/05/2021 @ 08:10

    Complicado charco, para intentar cruzarlo con pocos palabras… (valor parece que no te falta)
    Felipe V juro los fueros del reino de AragĆ³n en 1701 y las Cortes de dicho reino dieron un donativo a la reina en 1702… y solo proclama rey a Carlos en 1706, tras la toma de Barcelona y Valencia unos meses antes, a pesar de haber sido proclamado anteriormente en Viena 1703… creo que la supuesta defensa de la estructura confederal deja algo que desear, al menos en AragĆ³n…
    En CataluƱa, pues un tanto de lo mismo… Barcelona se declaro inicialmente borbĆ³nica, para luego pasar al bando austriaco…
    “La guerra de 1705 no fue una mera defensa de los fueros, sino que estaba dirigida a servir a los intereses de la Ć©lite comerciante catalana, deseosa de promover a Barcelona como la capital de los negocios de EspaƱa, un centro de comercio libre, una nueva metrĆ³poli de comercio colonial y de iniciativas econĆ³micas. No trataban de conseguir la secesiĆ³n de CataluƱa ni el desmembramiento de EspaƱa; al contrario, luchaban por incorporar el modelo catalĆ”n en una EspaƱa unida y liberada del dominio de Francia. John Lynch”
    La defensa de la estructura confederal parece un argumento a posteriori, tras los decretos de Nueva Planta y, la radicalizaciĆ³n de las posturas.
    Por cierto, Felipe respetĆ³ los fueros del PaĆ­s Vasco y Navarra… la estructura confederal se mantuvo por allĆ­…

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