La Guerra de las Dos Rosas: el conflicto dinástico que sacudió Inglaterra

La Guerra de las Dos Rosas, un episodio determinante y turbulento en la historia de Inglaterra, extendió su sombra sobre el país durante tres décadas, desde 1455 hasta 1487.

Este conflicto dinástico que dividía a la nobleza inglesa en dos bandos, la Casa de York, representada por la rosa blanca, y la Casa de Lancaster, representada por la rosa roja, se peleó en un momento de crisis y cambio, marcando un período de transición en Inglaterra.

La Guerra de las Dos Rosas

El nombre “Guerra de las Dos Rosas” fue acuñado por los historiadores siglos después del conflicto. No fue hasta la obra de William Shakespeare “Enrique VI” que las rosas se convirtieron en símbolos prominentes de las dos casas rivales.

Es esencial remontarse al reinado de Eduardo III (1327-1377) para comprender los orígenes de este conflicto. Su reinado, que duró cincuenta años desde 1327 hasta su muerte en 1377, fue el quinto más largo en la historia inglesa.

Eduardo III

Eduardo III asumió el trono después de que su padre, Eduardo II, fuera depuesto por su madre, Isabella de Francia, y su amante, Roger Mortimer. Eduardo III tenía solo quince años cuando comenzó su reinado, y rápidamente tomó el control del gobierno al destituir a Mortimer.

Bajo Eduardo III, Inglaterra experimentó un período de crecimiento y prosperidad. Incrementó la autoridad de la Corona, fortaleció el sistema judicial, fomentó el comercio y revitalizó el militarismo inglés.

Eduardo III es tal vez más conocido por iniciar la Guerra de los Cien Años contra Francia en 1337. Reclamó el trono francés como suyo por derecho de su madre, lo que provocó un prolongado conflicto con Francia que se extendería más allá de su vida. Durante este conflicto, Eduardo logró significativas victorias militares, incluyendo la Batalla de Crécy (1346) y la Batalla de Poitiers (1356).

En lo que respecta a la política interna, Eduardo III llevó a cabo una serie de reformas para fortalecer la monarquía, reprimir la corrupción y mejorar la administración de justicia. También fundó la Orden de la Jarretera, la más alta orden de caballería en Inglaterra, en 1348.

Sin embargo, el final de su reinado estuvo marcado por problemas. La Peste Negra, que azotó Inglaterra a mediados del siglo XIV, mató a una gran parte de la población y provocó una crisis económica y social. Además, las últimas etapas de su reinado vieron el resurgimiento de conflictos con Francia y tensiones internas en Inglaterra.

Eduardo III tuvo varios hijos que desempeñaron roles significativos en la historia de Inglaterra, incluyendo a Eduardo, el Príncipe Negro, y Juan de Gante. Sus descendientes también jugarían un papel importante en el conflicto conocido como la Guerra de las Dos Rosas.

Enrique VI

Enrique VI de Inglaterra (1421-1471) fue rey de 1422 a 1461 y luego brevemente en 1470-1471. También fue reclamado como rey de Francia, aunque su gobierno allí fue en gran parte nominal debido a la Guerra de los Cien Años. Enrique VI es conocido por su reinado problemático, que fue marcado por la inestabilidad política y social, así como por su propia salud mental inestable.

Enrique VI llegó al trono como un infante, tras la muerte de su padre, Enrique V, y durante su minoría, el país fue gobernado por regentes. En 1429, fue coronado rey de Francia tras la exitosa campaña de Juana de Arco para levantar el asedio de Orleans. Sin embargo, perdió gran parte de sus territorios franceses durante su reinado debido a la reanudación de la Guerra de los Cien Años.

En 1445, se casó con Margarita de Anjou en un intento por asegurar la paz con Francia, pero la dote que se esperaba de este matrimonio nunca se materializó y el matrimonio fue impopular con la nobleza y el pueblo inglés.

A medida que Enrique VI crecía, se hizo evidente que tenía poco interés o aptitud para el gobierno. Sus frecuentes episodios de enfermedad mental, durante los cuales era incapaz de gobernar, crearon un vacío de poder que la nobleza y su esposa intentaron llenar.

El reinado de Enrique VI fue marcado por la lucha política y las divisiones sociales, culminando en la Guerra de las Dos Rosas, una serie de guerras civiles entre las casas de Lancaster (representada por Enrique VI) y York por el trono de Inglaterra. La incapacidad de Enrique para gobernar efectivamente fue una de las causas clave de este conflicto.

En 1461, fue depuesto por Eduardo IV, el líder de la Casa de York, pero recuperó brevemente el trono en 1470 antes de ser depuesto nuevamente al año siguiente. Fue asesinado en la Torre de Londres poco después, poniendo fin a la línea directa de la Casa de Lancaster.

Estalla el conflicto

El inicio de las hostilidades se marca generalmente con la Primera Batalla de St. Albans en 1455, donde las fuerzas de York obtuvieron una victoria decisiva. En los años siguientes, el trono inglés cambiaría de manos varias veces, con victorias y derrotas alternando entre las casas de York y Lancaster.

La batalla de Towton en 1461, considerada una de las más sangrientas de la guerra, marcó un punto de inflexión en el conflicto. Eduardo de York, hijo del difunto Richard Plantagenet, reclamó la victoria y ascendió al trono como Eduardo IV. Sin embargo, las luchas internas y las conspiraciones continuaron, y Eduardo IV fue temporalmente depuesto en 1470 por Enrique VI, aunque logró recuperar el trono un año después.

El fin de la guerra se considera que tuvo lugar con la Batalla de Bosworth Field en 1485, donde Enrique Tudor, un reclamante lejano de la Casa de Lancaster, derrotó a Ricardo III, el último rey de la Casa de York, y ascendió al trono como Enrique VII. Con su matrimonio con Elizabeth de York, Enrique VII simbolizó la unión de las dos casas rivales y estableció la dinastía Tudor, dando paso a una nueva era en la historia de Inglaterra.

La Guerra de las Dos Rosas fue más que un enfrentamiento por el trono. El conflicto llevó a una profunda transformación de la sociedad y el sistema político inglés. La nobleza fue diezmada por la guerra, y muchos títulos y propiedades cambiaron de manos. Asimismo, la guerra cambió la relación entre la monarquía y la nobleza, y preparó el terreno para el surgimiento del sistema parlamentario inglés.

Con la ascensión de la Casa de Tudor, Inglaterra inició un nuevo capítulo en su historia. La Guerra de las Dos Rosas, con su drama, sus intrigas y sus batallas, dejó una huella profunda en el tejido político y social del país. A través de sus luchas, los hombres y mujeres de la época moldearon el curso de la historia, y su eco resuena hasta nuestros días.

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