El general Cambronne renegó a posteriori haber dicho ninguna de ambas frases, básicamente porque acabó rindiéndose, y también hubo polémica al adjudicarla algunos al también general Claude-Étienne Michel (incluso sus descendientes llegaron a pleitearse), pero posteriormente le fue erigida una estatua en Nantes, grabando la frase, bueno, la de ¡La Guardia muere, pero no se rinde!, ya que la otra no quedaba bien.
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