La defensa española de Tucson contra los apaches

A finales del siglo XVIII la administración colonial española recibió el encargo de convertir la frontera de Arizona en un lugar atractivo para los colonos españoles frente a los apaches. Los franciscanos venían fundando pueblos y villas por todo el territorio, mientras mantenían buenas relaciones con los indios pimas y simultaneaban sus labores de cristianización con la creación de nuevas zonas ganaderas, cultivos de árboles frutales y redes de acequias, sin embargo no podían hacer nada frente a las constantes incursiones saqueadoras de los indios apaches.

Por ello se encargó la reorganización de la defensa de Arizona a Hugo O’Connor Cunco y Fali (conocido por los apaches como el capitán rojo por su pelo pelirrojo), irlandés de origen pero naturalizado español, el cual, para hacer la defensa mas efectiva, reubicó unas 40 millas mas al norte el presidio de Tubac, en una zona que los indios pimas llamaban Tuch Son, del que derivó el nombre actual de Tucson.

El presidio se fortificó con adobe y madera entre 1775 y 1783, con la intención de proteger las comunicaciones y rutas comerciales del norte de Sonora y el sur de la Alta California. Desde allí operaron los dragones de cuera, duros jinetes soldado, acostumbrados a vivir en la frontera, que impusieron la autoridad virreinal. Su organización basada en compañías volantes ligeras y móviles, les permitió perseguir a los apaches hasta sus escondites y cuevas, apoyados por exploradores aliados de los indios pimas.

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